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EEUU y Malvinas: la controversial designación de Lamelas como embajador en Argentina

Un amigo de Trump que declaró sobre Malvinas, que su País "no reconocer la soberanía de Argentina ni del Reino Unido". Una neutralidad que la guerra de 1982 desmintió de manera contundente.

23 de septiembre de 2025 11:13

La confirmación de Peter Lamelas como embajador en Argentina consolida un modelo de diplomacia donde la afinidad ideológica y las relaciones personales desplazan a la experiencia y al rigor profesional.

El Senado de los Estados Unidos confirmó de manera oficial a Peter Lamelas como embajador plenipotenciario en la República Argentina, una designación que consolida en un cargo de alta sensibilidad diplomática a una figura ajena al servicio exterior, cuyo principal aval radica en su cercanía personal con el presidente Donald Trump y su alineamiento ideológico con los postulados del movimiento "America First".

La confirmación, efectuada durante una sesión ordinaria del hemiciclo, cierra un proceso de nominación que había generado escepticismo en sectores especializados, dado el perfil netamente político y la ausencia de experiencia en relaciones internacionales del designado.

La embajada estadounidense en Buenos Aires, mediante un comunicado público, expresó su entusiasmo por la próxima llegada del embajador, quien deberá gestionar una relación bilateral que el gobierno actual cataloga como "estratégica" dentro del contexto latinoamericano.

La trayectoria de Lamelas, un médico formado en República Dominicana y empresario exitoso en el sector de la salud en Florida, contrasta marcadamente con el perfil tradicional de los embajadores estadounidenses, usualmente reclutados del cuerpo diplomático de carrera.

Su nombramiento se enmarca en una práctica recurrente de la administración Trump de premiar la lealtad política con cargos diplomáticos clave, priorizando la afinidad ideológica sobre la experticia técnica.

Este enfoque, si bien no es novedoso en la política exterior norteamericana, adquiere una dimensión particularmente crítica en un momento de alta polarización global y cuando la Argentina, bajo la presidencia de Javier Milei, se ha alineado explícitamente con el bloque occidental liderado por Washington.

La relación personal entre Lamelas y Milei, forjada en una cena en la residencia privada de Trump en Mar-a-Lago, parece ser el principal capital político del nuevo embajador, sugiriendo que la diplomacia bilateral podría operar crecientemente a través de canales informales y de confianza personal antes que por las vías institucionales establecidas.

No obstante, más allá de la inexperiencia, la designación está rodeada de controversias sustanciales que ponen en tela de juicio la profundidad y coherencia del nombramiento.

Durante su audiencia de confirmación, Lamelas afirmó que la postura de Estados Unidos sobre la Cuestión Malvinas es de "no reconocer la soberanía de Argentina ni del Reino Unido", proclamando una neutralidad que los hechos históricos desmienten de manera contundente.

El apoyo logístico, de inteligencia satelital y militar provisto por Washington a Londres durante la guerra de 1982 es un episodio documentado que socava cualquier pretensión de imparcialidad.

Lejos de ser un asunto del pasado, esta alianza se mantiene vigente a través de ejercicios militares conjuntos en el Atlántico Sur y una constante abstención o falta de apoyo a las resoluciones de las Naciones Unidas que exhortan al diálogo entre Argentina y el Reino Unido.

La declaración de Lamelas, por lo tanto, puede interpretarse menos como un reflejo fiel de la política exterior de su país y más como un gesto diplomático vacío, destinado a apaciguar sensibilidades en Buenos Aires sin alterar el apoyo estratégico fundamental al aliado británico.

Esta ambigüedad calculada plantea interrogantes sobre la capacidad -o la voluntad- del nuevo embajador para abordar uno de los temas más sensibles de la agenda bilateral con la seriedad y el conocimiento histórico que merece.

La procedencia de su aval político añade más complejidad al escenario. La presentación de Lamelas ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estuvo a cargo del senador por Florida, Rick Scott, una figura cuya trayectoria empresarial previa está empañada por uno de los escándalos de fraude corporativo más grandes en la historia del país. Scott fue fundador y presidente de Columbia/HCA, una corporación hospitalaria que se declaró culpable de defraudar al sistema público de salud Medicare y Medicaid, pagando multas por 1.700 millones de dólares.

Si bien Scott nunca enfrentó cargos penales, su gestión al frente de la empresa durante el periodo de las irregularidades genera legítimas dudas sobre los criterios de integridad y escrutinio al que son sometidos los candidatos a ocupar puestos de semejante responsabilidad.

El respaldo de una figura con este historial proyecta una sombra sobre el proceso de selección y sugiere que los mecanismos de control, destinados a garantizar la idoneidad de los embajadores, pueden ser eludidos cuando priman los intereses políticos domésticos y las lealtades personales.

En definitiva, la confirmación de Peter Lamelas como embajador en Argentina consolida un modelo de diplomacia donde la afinidad ideológica y las relaciones personales desplazan a la experiencia y al rigor profesional. Su designación no solo refleja la política de la administración Trump de colocar a aliados incondicionales en posiciones clave, sino que también expone las contradicciones inherentes a la postura estadounidense en temas cruciales para la Argentina, como la Cuestión Malvinas.

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