En estos días convulsos para los fueguinos y fueguinas por el decreto presidencial que pone en jaque los puestos de trabajo del sector privado que más gente emplea, se recurre a una posible solución que trae quien engendra el problema. Una suerte de farmacéutica estadounidense introduciendo una enfermedad en un país suramericano y luego vendiéndole el medicamento. Negocio redondo para pocos, daño para miles.
En Tierra del Fuego AeIAS en el año 2021 por Ley Nº 1355, se prohibió la instalación de jaulas con salmones en todo espacio marítimo y lacustre. Fue gracias a la conciencia del pueblo fueguino que rechazó esta industria extractivista a la vista de lo que produce en Chile y en otras partes del mundo. Argentina fue así el primer país en prohibir esta actividad.
La provocación esta vez no proviene del Reino de Noruega –que en el 2018 dio el primer indicio de que se quieren instalar las jaulas de salmoneras en el mar y en lagos en nuestra provincia- sino que viene de la mano del dueño de Newsan, Rubén Cherñajovsky, que en junio del 2024 expuso la idea de su nuevo negocio: la instalación de salmoneras en nuestra isla grande.
A partir de esa confesión enseguida asomaron los legisladores de la Libertad Avanza y otros del propio oficialismo fueguino, junto a los “trolls” y los medios nacionales; a presionar para que se modifique o derogue la ley sancionada hace tan solo cuatro años. Asunto que ya no casualidad, dado que ahora toma más fuerza ante la amenaza de la pérdida de miles de puesto de trabajo.
En este contexto, el gobernador Gustavo Melella; en una nota en Clarín dijo estar trabajando para habilitar la instalación de jaulas de salmones en la costa atlántica y que es “consciente” del impacto ambiental, pero ante lo apremiante de la amenaza del gobierno nacional, él apuesta a generar puestos de trabajo con esta industria.
No sabemos el porqué del volantazo de Melella, pero debe entenderse que la lógica de modelos industriales extractivistas eso es una gran falacia, ya que tiende a concentrar las ganancias en escasas manos, a generar pocos puestos de trabajo y trabajo precarizante.
Trabajo, ¿qué trabajo?
Es preciso destacar el artículo generado por docentes de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, la UNTDF, Análisis de la Acuicultura de Salmónidos Intensiva de gran escala en el Canal Beagle como estrategia para el desarrollo de Tierra del Fuego (2019), donde concluyen la dificultad y el riesgo de instalar esta industria extractiva en la provincia por motivos ambientales, de falta de marcos regulatorios y sobretodo de la incapacidad Estatal para controlar esta industria.
En su análisis toman en cuenta la experiencia chilena, si bien exitosa en términos de crecimiento económico y diversificación productiva, evidencia graves problemas no resueltos: catástrofes ambientales, conflictos sociales persistentes y la incapacidad de construir un marco regulatorio e institucional que garantice la sustentabilidad. Este precedente es una advertencia clave para la provincia, donde los riesgos podrían incluso amplificarse por la dificultad de control Estatal.
A modo de dar un debate urgente, en esta nota destacaremos la cuestión laboral sobre la ambiental y la económica.
Según los autores del texto científico, en la isla grande de Tierra del Fuego si se estima una producción de 20.000 a 30.000 toneladas/año y siguiendo el modelo de empleo según la empresa más importante de la región magallánica, Nova Austral (empresa que aún opera a pesar de tener juicio por contaminación y fraude al Estado chileno), por cada centro de producción (salmoneras en el mar) se emplearían 15 personas: 3 profesionales para cubrir los roles de encargado de la concesión, encargado de medio ambiente y encargado de gestión, 1 jefe de centro y 2 asistentes, de perfiles ingenieros o biólogo especialista en acuicultura; 4 técnicos y alrededor de 5 operarios de baja calificación.
Concluyen, que según la carga posible de instalación de esas jaulas de engorde en el canal Beagle, generarían tan solo 75 puestos de trabajo, de los cuales la mayoría son trabajos calificados.
Los autores revelan también la investigación realizada por Jorge Dresdner y otros (2017), que tomando la base de datos de SERNAPESCA (Chile) para 2014 en la región de Magallanes se generaron 2.61 puestos por tonelada producida.
Considerando estas referencias, con el potencial de explotación estimado de 30 mil toneladas de salmón transgénico (se estima que para llegar a esa producción puede tardar entre 5 a 12 años), se instalarían entre 120 a 180 jaulas lo que significa aproximadamente de 12 a 18 centros de producción, podría estimarse de 180 a 270 empleos directos (incluyendo profesionales, técnicos y operarios).
Como se tardará bastante tiempo en llegar a exportar esa cantidad de toneladas, los empleos generados serán mucho menos.
El modelo laboral
El modelo laboral de la salmonicultura chileno tiene estándares precarizantes ya que los costos laborales si tuvieran los estándares europeos, dificultaría la exportación.
Datos del modelo extractivo de la salmonicultura:
l El precio varía por demanda y calidad, lo cual pone en jaque los puestos de trabajo cuando el valor del kg de salmón baja;
l En Chile se está dando un fenómeno de aumento del desempleo estructural a consecuencia de la tecnologización de los procesos administrativos, productivos y logísticos
l Sin contar la planta de faena que generalmente se encuentra lejos de los puntos de cría de salmón, los contratos laborales en su mayoría son contratos temporales (buzos especializados, contratos por cosecha, siembra, limpieza de jaulas, mayor demanda en verano y otoño -ciclos de cosecha-).
l Los puestos laborales dependen de variables ambientales y sanitarias. Un ejemplo es lo ocurrido entre el 2007 y el 2010 en Chile donde el virus ISA afectó la mayoría de las jaulas de explotación, afectando a más del 50% de los puestos de trabajo directos);
l En el caso de “fuga” de salmones, disminuye la cantidad de empleos que directamente trabajan con alimentación, colocación de antibióticos, logística, faena, etc;
l El 70% de las personas empleadas son hombres, el otro 30% son mujeres que mayormente ocupan los lugares profesionales (científicas, contadoras, abogadas); las mujeres ganan en promedio aproximadamente 20% menos que los hombres en el sector (INACAP), 2023
l Los salarios entre los mandos altos y quienes trabajan en la parte operativa son descomunalmente desproporcionados.
l Es un trabajo con alto riesgo de muertes y accidentes graves. Según la investigación de Ecóceanos, entre el 2013 y los primeros tres meses de 2024, se han registrado un total de 80 muertes de trabajadores en la industria salmonera. De esta cifra, sólo entre el 2021 y 2023 se han reportado 22 muertes, promediando en 7,3 trabajadores muertos por año.
l El salario de personal operativo fijo promedia los 729 dólares en un año. La mayoría de los empleos temporales los sueldos alcanzan apenas los 450 dólares.
l Los salarios están sujetos a la temporada (en otoño/invierno baja la producción) y a los bonos por productividad que obligan a jornadas extenuantes de más de 12 horas para compensar los bajos sueldos. Cerca del 30% de la remuneración depende del bono de producción, a diferencia de Noruega donde sólo es de un 3,3%.
l Sin duda que el trabajo en ambientes fríos y húmedos es uno de los problemas ergonómicos más críticos que afectan a las plantas salmoneras.
l Las intoxicaciones por agentes como pesticidas, higienizantes e insecticidas son habituales, al igual que afecciones como el lumbago y la lumbociática, producidos por los excesos de carga que trasladan algunos trabajadores, especialmente para alimentar a los salmones.
Sin llegar a comparar esta tarea con otras actividades que pueden generar puestos de trabajo, este proyecto de Newsan -y vaya a saber cuántas otras personas o naciones están detrás de querer derogar la Ley 1355-, podemos observar que la instalación de la industria salmonera, así como otras industrias extractivas, no se ajusta a la promesa doradista de generar puestos de trabajo que compensen la pérdida de los puestos de la industria electrónica que emplea más de 7000 personas directamente.
Todo ello sin contar el fuerte impacto ambiental y económico que tiene la salmonicultura a las escalas industriales. Eso será parte de otra entrega.