La tecnológica norteamericana SpaceX anunció el pasado 14 de septiembre que ha comenzado a prestar servicios como proveedora de internet en la Antártida. Por medio de la red social Twitter la compañía de Elon Musk destacó que gracias a la implementación del sistema de satélites Starlink en la base científica McMurdo, ubicada sobre la Isla de Ross, actualmente se encuentra operativa sobre “los siete continentes”.

Utilizando la tecnología láser de su constelación de satélites de órbita baja, la empresa brinda conectividad de banda ancha a esta base antártica por medio de un dispositivo de recepción llamado plato Starlink, sensible a las frecuencias de Wi-Fi enviadas desde el espacio. La noticia fue celebrada desde la Academia de Ciencias de Estados Unidos, anunciando que los científicos del programa antártico norteamericano se encontraban realizando pruebas para mejorar el rendimiento del servicio en la región polar.

Esta prestación se suma a la extensa lista de contratos que el controvertido magnate sudafricano mantiene con el gobierno de Estados Unidos. Si bien la misión fundacional de SpaceX era generar una infraestructura de internet satelital que permita acceder al servicio de banda ancha en lugares remotos del planeta a bajo costo, la compañía ha rectificado sus objetivos tras enfrentarse a sucesivos procesos de inestabilidad e incluso la bancarrota. El apoyo del sector público hacia este emprendimiento ha resultado indispensable para que se sostuviera frente a los competidores de otras grandes potencias mundiales.

La base McMurdo es un asentamiento permanente dedicado a la investigación científica, emplazado en 1956 sobre la región antártica reclamada por Nueva Zelandia. Junto a otras instalaciones de su país, se encuentra entre las bases recientemente señaladas por los reiterados casos de abuso sexual, donde hombres y mujeres que desempeñaron funciones laborales denunciaron la existencia del acoso como una práctica recurrente y normalizada.

Por Agenda Malvinas