Hace ocho años, la Fuerza Aérea Argentina retiraba a los últimos aviones de combate Mirage luego de 43 años de servicio. Desde entonces, ni la gestión de Kirchner, Macri ni Fernández han podido resolver su reemplazo. Consecuentemente, Argentina ha quedado sin aviones de combate, columna vertebral de cualquier Fuerza Aérea.
Argentina actualmente tiene aviones IA-63 Pampa para adiestramiento, IA-58 Pucará con pocas horas de vuelo restantes y que servirían para ataque a tierra y unos pocos cazabombarderos A-4AR Fightinghawk. En todos los países del mundo, la defensa del espacio aéreo se lleva a cabo con aviones supersónicos preparados y diseñados para enfrentar a otros aviones, y eso es lo que le falta urgentemente a la Argentina.
Es en este contexto que la actual gestión en el Ministerio de Defensa ha filtrado distintas alternativas para la adquisición de aviones de combate, dejando tres de ellas negociadas en mayor o menor medida: los F-16 daneses, los JF-17 Thunder chinos o los HAL Tejas indios.
A continuación, Radar Internacional brinda un análisis sobre las ventajas y desventajas de cada una de estas alternativas. Un punto importante para tener en cuenta antes de comenzar es que la Fuerza Aérea Argentina ha decidido que la selección del caza se hará si este viene con el armamento correspondiente, lo cual es una condición excluyente para la decisión. De más está aclarar que es competencia del Estado tomar una decisión acorde a una planificación estratégica y responsable, y no por intereses personales de los decision-makers.
JF-17 Thunder: el potencial leading case chino
La alternativa que ofrece China es la venta de 18 cazas JF-17 Thunder Block III, conocidos en China como Chengdu FC-1 Xiaolong. Estos tendrían un costo de unos 750 millones a 10 años, financiamiento sin el cual sería imposible adquirir esta alternativa dada la situación económica del país. La oferta inicial de estos aviones se habría hecho por 12 ejemplares, pero se extendió hasta 18 luego de renegociaciones tras la oferta estadounidense/danesa.
El JF-17 Thunder Block III es un caza monomotor, equipado con un motor nuevo producido en China llamado Guizhou WS-13B. Argentina va a formar parte de la implementación al proyecto del nuevo motor chino, algo en lo que se viene trabajando en el país asiático desde hace más de 10 años. El motor chino viene a reemplazar el motor ruso utilizado actualmente por los JF-17 Block I y II, y todavía no se tiene certeza de cómo funcionará en la práctica.
Esta oferta implica fabricar estos aviones para la Argentina, lo cual significa que son modernos desde su nacimiento e hijos de tecnología del siglo XXI. Es una apuesta importante para China el poder exportarlo a otros países, por lo cual la venta a la Argentina sería un gran leading case para ellos. Es por esto por lo que las condiciones que ofrecen son favorables.
En el mundo, únicamente tres países fuera de China poseen estos aviones en operaciones: Birmania tiene cinco (cuatro Block I y un Block II); Nigeria tiene tres y Pakistán tiene 111 (49 Block I y 62 Block II).
Además de que la oferta realizada por China no incluye la participación de Pakistán, estos aviones no contienen componentes que no sean de origen chino. La variante Block III ofrecida incluiría motor y asiento eyectable chino en lugar de los de origen externo de las demás versiones.
Como puntos a favor, esta alternativa tiene dos ventajas principales para la Argentina. Por un lado, Argentina tendría permitido intervenir los sistemas que tiene el avión de alguna manera para incorporarle las mejoras que interesen a la Fuerza Aérea Argentina y modernizarlos. Esto sería favorable para un avión con una vida útil de alrededor de 30 años y teniendo en cuenta los sistemas de radarización INVAP. Por otro lado, China vende el avión con armamento, es decir, con el sistema de armas completo, aunque sin especificar qué tan completo ya que no se sabe precisamente que paquete ofrecen más allá de misiles PL-5 y PL-10.
Sobre esta alternativa, la principal desventaja yace en un tema central para la Fuerza Aérea Argentina: constituir la columna vertebral de la aviación en un modelo chino significaría, en un mediano y largo plazo, tener que integrar el resto de los sistemas y armas en torno a este modelo. El costo de tener que reemplazar a futuro el resto de los sistemas es enorme, y podría generar muchos obstáculos operacionales, incluso dejar en pista a todo el resto de la Fuerza Aérea.
A su vez, elegir integrar la Fuerza Aérea Argentina a sistemas chinos podría implicar un enorme costo en las relaciones con los Estados Unidos, más aún teniendo en cuenta que existe una oferta de F-16 en condiciones más favorables que los JF-17. Las Fuerzas Armadas de Argentina necesitan relaciones con los países occidentales para poder acceder a repuestos, sin los cuales se podría dejar sin operatividad a aviones, helicópteros y buques, entre otros.
JF-17 Thunder de la Fuerza Aérea de Pakistán
F-16: el presente norteamericano
Esta alternativa es por cazas F-16 de distintas generaciones, fabricados en Estados Unidos, pero que se encuentran en manos de la Real Fuerza Aérea de Dinamarca. El país europeo tiene planeado reemplazar 50 aviones F-16 cuando lleguen los F-35 encargados a Estados Unidos, por lo que saben que van a dejar de usar estos aviones. Estados Unidos planeo como opción transferir estos aviones a Argentina y modernizarlos.
A pesar de que Dinamarca retira 50 cazas F-16, la delegación de la Fuerza Aérea Argentina que viajó a Dinamarca dejó desestimados a los 14 aviones con menos horas de vuelo restantes. De los otros 36, 12 son MLU (Mid Life Upgrade), los cuales necesitan una inversión para su modernización, y 24 están en bajo el "estándar OTAN", por lo que están en excelentes condiciones de mantenimiento. Para tener una referencia, estos últimos han sido modernizados a un nivel superior al de un Block 50. Este es un nivel muy interesante, aunque no se sabe qué sistemas OTAN se le van a sacar para entregarlos a la Argentina.
Para ponerlo en perspectiva, en caso de adquirir estos cazas como se tienen actualmente, estaríamos hablando de F-16 en mejores condiciones que los que tiene Chile, y a un nivel un poco superior a los Gripen brasileros.
A estos 36 aviones se le suman otros dos cazas que los daneses se quieren sacar de encima, dejando la oferta que ingresó al Congreso de los Estados Unidos, donde se tiene que aprobar la venta, en “hasta 38 aviones de combate”.
Un factor a tener en cuenta es que este domingo 20 de agosto, la primera ministra de Dinamarca dijo que su país proporcionaría 19 cazas F-16 a Ucrania, “muestra de apoyo inquebrantable” que podría afectar a la Argentina. De los 50 cazas que está por reemplazar Dinamarca, estos 19 podrían ser de los 24 mejores disponibles que busca Argentina, o los 14 desestimados por la Fuerza Aérea Argentina combinado con algunos MLU. Esto todavía no está definido públicamente, y es Estados Unidos el que deberá buscar asegurarse de que haya cazas para ambos.
Sobre el tema de Ucrania, la realidad es que hay muchos cazas F-16 en el mundo, pero los daneses son los que están en mejores condiciones y en venta. Cabe resaltar que la entrega de F-16 a Ucrania no haría caer la oferta danesa, puesto que quedarían 31 cazas todavía a disposición para la venta a Argentina. De estos, si 12 son los que están a “estándar OTAN”, todavía estaría en consideración la oferta.
El costo total es de 338 millones de dólares, el cual está por definirse si tendrá financiamiento a largo plazo a través del programa Foreign Military Financing (FMF). Esto significaría un desembolso inicial reducido, para luego ir pagando las cuotas correspondientes en los años subsiguientes. Esta oferta incluiría los simuladores, las herramientas, los repuestos y todo el paquete completo, ya que Dinamarca busca deshacerse del sistema de armas completo por el costo económico, logístico y político que implica tener los aviones guardados.
Un punto importante a tener en cuenta es que Estados Unidos coordina sus políticas con los británicos, por lo que esta venta de F-16 fue decidida teniendo presente la opinión del Reino Unido al respecto, aunque los aviones no tengan componentes británicos.
Sobre el armamento, Argentina está a la espera de que el Congreso de los Estados Unidos apruebe la venta de los F-16 y, a su vez, una lista con el armamento autorizado a transferirse con estos. En caso de que aprueben la venta del avión sin el armamento, esta quedaría desestimada por la Fuerza Aérea Argentina.
Es importante tener en cuenta que, en los últimos 40 años, Estados Unidos no ha vendido armamento a la Argentina, razón por la cual esta autorización podría ser una señal política muy fuerte para Argentina. Cabe aclarar que podrían pasar semanas o años antes de que la decisión sea finalmente tomada.
Sobre esta oferta, la realidad es que la Fuerza Aérea Argentina no espera adquirir más de 24 aviones, ya que no tiene ni pilotos ni presupuesto para tener en vuelo 36 cazas F-16. El resto de los aviones podría guardarse para utilizar sus repuestos o esperar al aumento del presupuesto de la Fuerza Aérea, aunque todavía no está claro esto.
Otra hipótesis que surge tras la posibilidad de que envíen 19 de los 24 aviones daneses que le interesan a la Argentina a Ucrania es que Estados Unidos resuelva enviar F-16 propios a Argentina. Estos evidentemente no estarían en las mismas condiciones que los de Dinamarca, aunque para un eventual nuevo gobierno sería más conveniente recibir los aviones en las condiciones que estén para solucionar la mitad del problema y luego invertirles en la modernización acá, siempre y cuando esto esté previsto en el acuerdo para facilitarlo.
Royal Danish Air Force – F-16 Fighting Falcons
HAL Tejas: el experimento indio
De la India todavía no se ha presentado la oferta, aunque Argentina ha pedido 12 aviones de combate HAL Tejas Mk1A. Esta opción tiene una característica fundamental: todavía es un experimento. Estos aviones son parte de un proyecto de India, por lo que todavía no se han construido en serie, sumado a que India no tiene trayectoria desarrollando aviones de combate sofisticados.
Un punto que se considera una importante desventaja es que, por lo pronto, la Fuerza Aérea Argentina sería el único cliente del Mk1A aparte de la Indian Air Force (IAF), que solo busca incorporar 83 de estos aviones. Esto podría significar conseguir repuestos en el futuro.
El interés de India es enfocarse en el Mk2 y que el Mk1A sea un avión de transición, por lo que la IAF no planea darle un rol destacado. Esto dejaría en un futuro a la Argentina como único operador del Mk1A como avión de combate de primera línea en un futuro, una apuesta interesante pero arriesgada.
Tejas LSP-8 con misiles Derby y R-73 inertes, pod Liteninxg y sonda de reabastecimiento en vuelo. Los soportes subalares demostraron una importante resistencia aerodinámica en vuelo supersónico, por lo que están siendo rediseñados. Vía Pucara.org
Reflexión
Como se describió en la nota, existen distintas aristas a tener en cuenta a la hora de tomar la decisión de adquisición de nuevos aviones de combate para la Fuerza Aérea Argentina. Sobre estas, la Argentina tiene que decidir sobre una oferta concreta y condicionada en la inclusión de armamento para el caza. En ese contexto, la única oferta que está lista para ser firmada es la de China.
Sobre los F-16, con la aprobación del Congreso de los Estados Unidos, recién comenzaría la negociación por el armamento, por lo que el acuerdo podría concretarse recién a fines de 2024, si todo se hace en tiempo y forma. También es importante tener en cuenta el financiamiento, el cual todavía no está definido en términos concretos.
Además, es pertinente resaltar que la adquisición de los cazas supone un análisis del alineamiento geopolítico mucho más allá del avión en sí. En este sentido, la incertidumbre está en torno al costo de aliarse militarmente con China está latente. Este asunto implicaría, por su inercia misma, un alineamiento financiero con China para poder extender el crédito de esta adquisición, sumado a la factura que pase Estados Unidos a través del Fondo Monetario Internacional y otros organismos crediticios. Cruzar una línea roja de la política internacional puede salir muy caro.
Por último, es fundamental tomar una decisión basada en una estrategia geopolítica a mediano y largo plazo. La articulación de la política de defensa en Argentina debe tener un horizonte claro y una toma de decisiones en consonancia con ello, dejando de lado el interés personal de los funcionarios de turno.
El actual gobierno en Argentina no ha mostrado voluntad política en hacer valer los fondos destinados por ley para el reequipamiento de las Fuerzas Armadas, por lo que tampoco se puede esperar una decisión en los últimos meses de su gestión. Este tema deberá ser resuelto por quien asuma el cargo a partir del 10 de diciembre de 2023.
Fuente: