En un nuevo ejercicio de retórica colonialista, el Primer Ministro británico, Keir Starmer, dirigió su mensaje navideño a la población implantada en las Islas Malvinas. Lejos de un saludo protocolar, sus palabras representan una reafirmación de la política de ocupación ilegal que el Reino Unido sostiene sobre el Atlántico Sur, ignorando sistemáticamente el mandato del derecho internacional y la integridad territorial argentina.
La falacia de la "Familia Británica" y la Autodeterminación
Bajo el concepto edulcorado de "Familia Británica", Starmer intenta normalizar una situación de hecho: la existencia de un enclave colonial en pleno siglo XXI. Al referirse al derecho a la "autodeterminación", el Primer Ministro vuelve a recurrir a un argumento jurídicamente inválido para el caso de Malvinas. Como bien sostiene la posición argentina, ratificada por la ONU; no existe un "pueblo" sujeto a la autodeterminación, sino una población implantada tras una expulsión violenta de las autoridades y pobladores argentinos en 1833.
El uso del término "autodeterminación" es, en este contexto, una herramienta de propaganda para ocultar que el Reino Unido mantiene una base militar masiva en una zona de paz y cooperación.
TEXTO DE LA CARTA DE STARMER A LOS KELPERS
“Quiero desearle a todas las Islas Falkland una muy Feliz Navidad.
Es un tiempo especial del año, y uno en que congrega y junta a la totalidad de la amplia Familia Británica en una celebración compartida.
Les estoy extremadamente agradecido por la cálida bienvenida que le extendieron al nuevo Gobernador, Colin Martin-Reynolds.
Estoy orgulloso del vínculo que compartimos como una gran Familia Británica.
Y estoy muy orgulloso del fuerte sentimiento de comunidad que nos une a todos. Sé que es parte grande para todos Uds. en las Islas Falkland.
Me he enterado de aquellos entre Uds. quienes tomaron parte en los Juegos de las Islas celebrados en Orkney este año; en los Juegos de las Falklands durante noviembre; en la primera competencia tri-naciones en esquila y manejo de lanas con participación de equipos de País de Gales, Chile y de las Falklands; y del lanzamiento de los nuevos billetes de las Islas Falkland, lo cual permitió recaudar miles de libras para organizaciones caritativas locales.
Más que eso, sé de miles de actos de generosidad, consideración y espíritu comunitario que hacen a la vida en las Falklands.
Por tanto esta Navidad, permítaseme levantar una copa por todos los campeones de la comunidad de las Falklands, en tanto prometo mi profundo y duradero compromiso a vuestro derecho a la auto determinación y vuestros derechos democráticos, tal cual fueron ejercidos en la elección general de este año.
Estos son derechos por los cuales mi propio tío combatió cuando servía a bordo de HMS Antelope en 1982.
Por tanto a todo el pueblo de las Islas Falkland, y a las fuerzas británicas estacionadas en las Islas, les deseo a todos una muy Feliz Navidad y un Gran Año Nuevo en Paz.
La militarización como estandarte
Resulta alarmante, aunque previsible, que Starmer dedique una parte central de su mensaje a las "fuerzas británicas estacionadas en las Islas". Esta mención no es menor. El mensaje de Navidad de Londres es siempre una oportunidad para recordar al mundo que Malvinas funciona, ante todo, como la mayor base militar de la OTAN al sur del paralelo 50.
La mención al HMS Antelope y al combate de su propio tío en 1982 busca apelar al sentimentalismo nacionalista británico para legitimar la presencia bélica actual. Starmer no habla de paz desde la diplomacia, sino desde la reafirmación del poder militar sobre un territorio que no le pertenece.
El anclaje en lo cotidiano para ocultar lo geopolítico
El Primer Ministro enumeró eventos deportivos (como los Juegos de las Islas en Orkney), competencias de esquila con participación de países de la región —un punto que debería encender alarmas sobre la cooperación de actores vecinos con la ocupación— y el lanzamiento de nueva moneda local. Estos elementos buscan construir una narrativa de "normalidad" y "estatalidad" de la colonia.
Para la mirada soberana de la Argentina, cada "billete de las Islas Falkland" mencionado por Starmer es una prueba más de la usurpación de recursos y de la arquitectura ilegal que Londres monta para sostener su proyección antártica y el control del paso interoceánico.
Un compromiso con la ilegalidad
Starmer prometió un "profundo y duradero compromiso" con los derechos democráticos de los isleños. Sin embargo, omite mencionar que ese compromiso se asienta sobre la violación de los derechos soberanos de 46 millones de argentinos y sobre el desacato a las resoluciones de las Naciones Unidas (como la 2065) que instan a las partes a sentarse a negociar la soberanía.
El desafío para Argentina
El mensaje de Starmer, reportado por medios afines a la corona como Mercopress, confirma que, sin importar el color político en el número 10 de Downing Street —sea conservador o laborista—, la política de Estado británica sigue siendo la del despojo.
Y la "Familia Británica" de la que habla Starmer es, en realidad, un grupo de ciudadanos británicos viviendo en territorio argentino usurpado, protegidos por un despliegue de armas que avergüenza a la comunidad internacional.
Los países libres del mundo saben, que las Islas Malvinas son Argentinas.