Cinco vuelos irregulares y sin registrar detectó entre el 27 y el 30 de julio pasados el radar táctico RPA-170M, situado en el cabo Domingo, al Norte de la ciudad de Río Grande, Tierra del Fuego. Esos vuelos provenían de Chile y tenían rumbo final nuestras islas Malvinas, ocupadas actualmente por Gran Bretaña.
El grave descubrimiento generó la elevación de un “reporte” del Ministerio de Defensa a la cartera de Relaciones Exteriores, para que curse urgente traslado de una queja formal a Chile, ante la evidente asistencia logística al mega emplazamiento militar del Reino Unido en Puerto Argentino.
Los movimientos detectados en el radar en Tierra del Fuego fueron sistematizados en el Comando Aeroespacial de Merlo, desde donde se informó inmediatamente al Estado Mayor Conjunto, y de allí al titular de la cartera de Defensa, Jorge Taiana. En el reporte, constan los registros del paso de las cinco aeronaves sin autorización, plan de vuelo ni permiso de espacio aéreo, con destino a Malvinas.
Se desconoce si los vuelos detectados de Chile hacia Malvinas revisten carácter militar o civil, aunque esto no resta gravedad al asunto. Se presume que serían vuelos de apoyo a la base militar de Monte Agradable, por cuanto la ruta de vuelo civil semanal desde Punta Arenas se encuentra aprobada y vigente, autorizada oficialmente. No es esa la ruta detectada en Río Grande.
En realidad, y pese al cambio de gobierno en Chile con un presidente más “amistoso”, la asistencia logística a Gran Bretaña desde el país vecino ha sido una constante en los últimos años. Ante cada una de estas afrentas regionales, Argentina eleva formales quejas al respecto, que parecen no causar ningún tipo de preocupación.
El acuerdo tácito entre Argentina y Chile de no asistir a Gran Bretaña en tanto tiene curso el reclamo argentino de soberanía sobre Malvinas, es a todas luces ignorado en forma sistemática por el país trasandino.
Por otra parte, estas incursiones clandestinas reflejan la extrema necesidad de invertir e incrementar las posibilidades tecnológicas de nuestro país para ejercer un efectivo monitoreo, control y vigilancia sobre el espacio aéreo, en momentos en que los británicos profundizan la militarización del archipiélago usurpado.
Si bien los vuelos irregulares chilenos fueron detectados por el radar táctico incorporado por Defensa en fecha reciente, su mediano alcance ni siquiera llega a las propias Malvinas, situadas a menos de 600 km de la costa donde fue emplazado.
Como dato anexo, ese mismo radar tiene la capacidad para el control o al menos la detección de los vuelos desde Chile. Pero no así los que se originan desde Uruguay y Brasil hacia Malvinas, también cada vez más frecuentes.
Fuente:
El Cronista