El gobierno colonial británico en las Islas Malvinas profundiza su estrategia de propaganda. Mientras convoca a elecciones para diciembre, distribuye un "manual" que busca legitimar la ilegítima ocupación de suelo argentino, usurpado por la fuerza desde 1833.

El material informativo, que explica desde el rol de los miembros de la ilegitima Asamblea Legislativa (MLAs) hasta el Plan de las Islas, es presentado como una "expresión vital de autodeterminación". Sin embargo, esta narrativa esconde una realidad de imposición y colonialismo. El simulacro de democracia, sin partidos políticos, no es más que una fachada diseñada para perpetuar el control extranjero.

El manual resalta que "cada voto emitido refuerza nuestro derecho a la autodeterminación y demuestra nuestro compromiso con la gobernanza democrática". Pero omite deliberadamente cualquier referencia al conflicto de soberanía con Argentina, al rol del gobierno británico en defensa, política exterior y financiamiento, y a la presencia militar que subyace a toda la estructura administrativa.

La supuesta autonomía que promueven, choca con la realidad de una ocupación forzosa, sostenida por una base militar con más de 1.200 efectivos y capacidad nuclear. La ONU exige negociaciones bilaterales. La soberanía de Malvinas no se discute con urnas coloniales.

De esta forma, las elecciones son un acto administrativo para perpetuar una situación ilegal, ignorando la historia y el derecho internacional. La democracia, cuando se ejerce sobre un territorio usurpado, es solo un instrumento de colonialismo con urnas.