Patagonia en la mira: El mapa, el acuerdo y las preguntas sin responder tras la reunión Netanyahu-Milei

La imagen de Netanyahu analizando un mapa de la Patagonia, junto a los acuerdos bilaterales en pleno ataque a Irán, reaviva interrogantes geopolíticos. ¿Simple coincidencia o estrategia calculada? El sur argentino, codiciado por su riqueza, queda en el centro de un debate sobre soberanía y alianzas riesgosas.

19 de junio de 2025 13:01

El llamado “Plan Andinia”, una teoría que circula desde mediados del siglo XX, sugiere que grupos sionistas habrían considerado la Patagonia para establecer un Estado judío alternativo.

La fotografía podría haber pasado como un detalle menor: Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, observando un mapa del extremo austral de Sudamérica durante su encuentro con Javier Milei. Pero la imagen, difundida sin contexto oficial, reavivó viejas suspicacias geopolíticas. En el centro de ese mapa, destacada, la Patagonia argentina y chilena.

El momento no fue casual: ocurría un día antes de que Israel lanzara un ataque masivo contra Irán y horas después de que ambos gobiernos firmaran acuerdos bilaterales que incluyen cooperación militar, migratoria y previsional. ¿Qué vinculación hay entre estos hechos? ¿Por qué la Patagonia, un territorio históricamente codiciado por su riqueza estratégica, aparece en el centro de una reunión en medio de una crisis global?

El llamado “Plan Andinia”, una teoría que circula desde mediados del siglo XX, sugiere que grupos sionistas habrían considerado la Patagonia como un posible territorio para establecer un Estado judío alternativo. Aunque nunca fue confirmado por fuentes oficiales israelíes, la idea resurge periódicamente en debates sobre soberanía. Los críticos señalan que el reciente acuerdo entre Argentina e Israel -que facilita la residencia y el acceso a beneficios sociales para ciudadanos israelíes, por ejemplo-, podría interpretarse como un paso hacia una mayor presencia extranjera en la región. A esto se suman inversiones israelíes en recursos hídricos y tierras, como las 14.000 hectáreas del magnate Joe Lewis en Lago Escondido o la gestión de la empresa estatal Mekorot en sistemas de agua.

El contexto geopolítico añade capas de complejidad. Milei anunció el traslado de la embajada argentina a Jerusalén, una medida simbólica que alinea a Argentina con la postura israelí pero que debilita su posición en el conflicto por las Malvinas, dado el respaldo histórico del mundo árabe a la causa argentina. Además, el acuerdo de seguridad social mutuo, reglamentado en junio de 2025, permite que israelíes accedan a jubilaciones y subsidios argentinos, mientras el país enfrenta una crisis económica sin precedentes. ¿Por qué priorizar estos beneficios en un momento de ajuste interno?

El momento de la firma también llama la atención: el ataque israelí a Irán, al día siguiente, coloca a Argentina en una posición delicada. ¿Fue casualidad o coordinación? Milei, quien recibió en Israel un premio de un millón de dólares -cuya donación a entidades privadas genera cuestionamientos legales-, insiste en que su alianza con Netanyahu es estratégica. Pero estrategia, en política exterior, implica calcular riesgos. La Patagonia, con su baja densidad poblacional y sus recursos naturales, es un activo que las potencias, no solo Israel, siempre observan con interés.

La pregunta no es si existe un plan secreto para apropiarse de la Patagonia, sino por qué un gobierno argentino, en plena crisis, impulsa acuerdos que exponen un territorio vital sin garantías de reciprocidad tangible. La fotografía del mapa podría ser solo un símbolo, pero los símbolos, en geopolítica, suelen ser la antesala de los hechos.

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