Un precedente para Malvinas: Reino Unido devolvió las Islas Chagos a Mauricio

Tras décadas de disputa legal, Londres cedió la soberanía del archipiélago africano, marcando un hito contra el colonialismo. La decisión, impulsada por fallos internacionales, reaviva el debate sobre otros territorios ocupados, como Malvinas, donde Argentina reclama su legítimo derecho.

26 de mayo de 2025 10:06

El último esfuerzo judicial queda en nada y el Reino Unido se vio obligado a devolver su última colonia africana.

El gobierno británico firmó este jueves 22 de mayo un acuerdo histórico para transferir el control del Archipiélago de Chagos a Mauricio, poniendo fin a una ocupación colonial de más de cincuenta años.

El primer ministro Keir Starmer respaldó la medida tras sucesivas derrotas jurídicas del Reino Unido ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que desde 2019 ordenó la descolonización del territorio.

Sin embargo, el acuerdo incluye una cláusula clave: Mauricio arrendará por 99 años la base militar de Diego García a EE.UU. y Reino Unido, lo que revela los intereses estratégicos en juego.

La resolución no fue voluntaria. Londres resistió hasta el último momento, pero la presión de los chagosianos -expulsados forzosamente en los años 70- y los fallos contundentes de la CIJ dejaron sin argumentos legales a la potencia europea.

Incluso el presidente estadounidense Donald Trump intentó bloquear el proceso, alertando sobre la importancia militar de Diego García. Pese a ello, el avance sienta un precedente relevante: el derecho internacional condena el colonialismo, y los mecanismos multilaterales pueden obligar a su reversión. 

El antecedente para la disputa de soberanía por Malvinas

La reacción no se hizo esperar en las Islas Malvinas, ocupadas por Reino Unido desde 1833. Su ilegítima Asamblea Legislativa -autoproclamada bajo administración británica- apresuró un comunicado afirmando que el caso Chagos "no guarda relación" con su situación.

Sin embargo, no pocos analistas señalan que el argumento es frágil: tanto la ONU como la CIJ han exigido a Londres negociar la soberanía con Argentina, y en 2016 la propia CIJ advirtió que la autodeterminación de los kelpers (habitantes británicos trasplantados) no aplica en territorios ocupados.

El diario El Observador, de Uruguay, alineado con la postura británica, intentó desvincular ambos casos, pero omitió un dato crucial: el gobierno de Starmer también evalúa concesiones en Gibraltar, otro enclave colonial.

Para Argentina, la restitución de Chagos refuerza su posición. "Si se logró con Mauricio, ¿por qué no con las Malvinas?", se preguntan en la esfera diplomática argentina, bajo reserva.

La vía jurídica gana peso: en 2022, la ONU volvió a instar al diálogo bilateral, y la reciente decisión sobre Chagos demuestra que la presión internacional puede ser efectiva.

La grieta británica: conservadores alarmados

El Partido Conservador británico reaccionó con un mensaje provocador en redes sociales: junto a una imagen de las Malvinas, publicó "¿NEXT?" (¿Siguientes?), insinuando que el gobierno laborista podría ceder más territorios. La estrategia busca explotar el nacionalismo, pero también refleja un temor real: el colonialismo ya no es sostenible. Mientras Starmer justifica el acuerdo como un "realismo jurídico", sectores diplomáticos ven aquí una oportunidad para Argentina.

El caso Chagos, si bien no es idéntico al de Malvinas, comparte un núcleo: la CIJ y la ONU rechazan la ocupación territorial por la fuerza. Con Mauricio, Reino Unido cedió ante la evidencia de que su posición era insostenible.

Para Argentina, el desafío es capitalizar este precedente, intensificando la presión legal y diplomática. Mientras, en Londres, la sombra de Malvinas se proyecta sobre un imperio que, paso a paso, ve erosionar sus últimas colonias.

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