En una nueva entrevista con la prensa británica, el presidente argentino reiteró su voluntad de visitar Londres en 2026. Y aunque afirmó que la soberanía sobre Malvinas "no es negociable", condicionó la recuperación de las Islas a la voluntad de la población implantada, una postura que contradice el mandato de las Naciones Unidas y la Disposición Transitoria de la Constitución Nacional.

De ahí que el escenario para 2026, en la hoja de ruta de la Casa Rosada figura una visita oficial a Londres. Lo que, de confirmarse; sería la primera en casi tres décadas, con un objetivo pragmático y material: el levantamiento del embargo armamentístico británico.

Sin embargo, en el camino hacia ese deshielo, Javier Milei ha vuelto a encender las alarmas al deslizar conceptos que vulneran la posición histórica y jurídica de la Argentina sobre las Islas Malvinas y que a la corta o a la larga serán utilizados como argumento diplomático a su favor por el Reino Unido.

Y es que, en sus recientes declaraciones a The Telegraph, Milei dio una respuesta inconstitucional. Por un lado, calificó la soberanía como "no negociable", y por el otro, afirmó que el territorio debería ser devuelto "cuando los isleños lo deseen". Una expresión -la segunda-, que colisiona de lleno con el mandato de la Resolución 2065/XX de la Asamblea General de las Naciones Unidos y con la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Argentina. La 2065 refiere a “los intereses de la población de las Islas Malvinas (Falklands Islands)”; y la Constitución Argentina, habla de respectar “el modo de vida de sus habitantes”. Puede leerse en ambos documentos adjuntos en hipervínculo; que, en ninguno de los casos, establece que “la negociación” se produzca “cuando los isleños lo deseen”.

El fantasma de la autodeterminación

Que la devolución del archipiélago quede sometido a la voluntad de los habitantes, no es un detalle menor; es la mayor concesión diplomática en la historia de la disputa por la Soberanía de las Islas Malvinas.

La ONU reconoce que en Malvinas existe una "población implantada" por la potencia colonial y que la disputa es estrictamente bilateral entre Argentina y el Reino Unido. Introducir el deseo de los "kelpers" como vinculante no es diplomacia moderna; es aceptar la tesis británica que busca perpetuar la usurpación.

El precio de los F-16 y el fin del embargo

La urgencia por levantar las restricciones de venta de armas parece ser el motor de este acercamiento. Milei busca modernizar unas Fuerzas Armadas degradadas, pero el costo político de obtener componentes británicos parece ser el silencio o la flexibilización del reclamo de soberanía.

Si la estrategia argentina es "demostrar una relación comercial madura" para que el Reino Unido devuelva las islas por añadidura, la historia y la geopolítica actual dictan lo contrario. Gran Bretaña no solo no muestra signos de retirada, sino que consolida su control sobre 1.620.000 km² de espacio marítimo.

El anuncio de la visita a Londres en 2026 y la búsqueda de equipamiento militar no pueden ser una moneda de cambio para los derechos soberanos e imprescriptibles de la Nación. Hablar de soberanía "no negociable" mientras se concede a los isleños la llave de la decisión final es, en la práctica, una renuncia encubierta.