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Chile abre sus puertos a la flota china que depreda la pesca argentina en el Atlántico Sur

Puertos como Arica e Iquique reemplazan la histórica cooperación de Uruguay. A esto se suman los acuerdos con empresas chinas del gobierno de Santa Cruz, que desde adentro colaboran con la destrucción de la soberanía argentina.

16 de agosto de 2025 15:55

Los puertos chilenos le dieron en lo que va del año, apoyo logístico a 25 buques pesqueros Chinos.

Un artículo del portal Escenario Mundial, advierte que “Chile se ha convertido en el nuevo centro logístico para la flota pesquera de aguas distantes de China, en un giro geopolítico que plantea serias implicancias ambientales, económicas y diplomáticas para Sudamérica”. Esto ocurre mientras se multiplican las denuncias por pesca ilegal en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) argentina y otras áreas del Atlántico Suroccidental.

La investigación, realizada por el Círculo de Políticas Ambientales, documenta que: “Con hasta 600 embarcaciones operando simultáneamente frente a las costas de Sudamérica, la flota pesquera de aguas distantes de China domina los mares del mundo”.

El informe sostiene que esa flota pesquera está subsidiada con millones de dólares por el gobierno de chino y en más de una oportunidad, sus naves han sido vinculadas a múltiples irregularidades: violaciones a derechos laborales, trabajo forzado, violencia física a tripulaciones, muertes a bordo y capturas ilegales de especies protegidas. A todo eso se suma una compleja red de reefers (buques refrigerados) y tanqueros que complementa la operación, entorpeciendo la trazabilidad y propiciando el comercio de pescado no regulado.

Durante años, puertos como El Callao (Perú) y Montevideo (Uruguay) fueron nodos clave para la flota china. Sin embargo, “tras un endurecimiento de los controles peruanos en 2018 por incursiones ilegales, el acceso de estos barcos se redujo drásticamente. La reimposición de regulaciones estrictas en 2024 selló prácticamente su exclusión de Perú. En paralelo, puertos chilenos como Arica e Iquique registraron un aumento inédito: de 0 ingresos en 2023 a 25 en 2024, mientras Perú pasó de 61 a 0”, destacó Escenario Mundial.

Este desplazamiento genera una paradoja: Chile, que ha ratificado el Tratado de Alta Mar (BBNJ) y aspira a albergar su Secretaría, ahora facilita el aprovisionamiento, mantenimiento y descarga de una flota señalada por depredar ecosistemas marinos.

Lo que hace Chile, transformándose en el nuevo hub logístico de la flota pesquera china, es contribuir con el saqueo pesquero en los márgenes e incluso dentro de la ZEE de Argentina. A esto debemos sumarle la histórica cooperación uruguaya desde hace más de dos décadas no solo con la flota pesquera china, sino también con la flota pesquera española, principalmente compuesta de embarcaciones gallegas, y la flota surcoreana. Hecho que no pudo ser soslayado ni siquiera por Infobae, que hace unos días atrás publicó un artículo sobre el tema donde se afirma que: “En Uruguay, el puerto de Montevideo ha sido identificado como uno de los más utilizados por la flota INDNR (la sigla significa pesca Ilegal No Declarada No Regulada) por la falta de controles sistemáticos, especialmente entre 2021 y 2023”.

En el mismo sentido, hace unos años atrás, otro artículo de Clarín sostenía que: “Desde hace años el puerto de Montevideo, de acuerdo a la autoridad pesquera uruguaya (DINARA), concentra aproximadamente 1500 descargas anuales de buques que operan en el Atlántico Sur, la tercera área geográfica según la FAO de mayor sobre explotación pesquera del mundo. También registra descargas procedentes de Malvinas y en ocasiones incluso de barcos con pabellón ilegítimo de la Colonia”.

Mientras tanto, consecuente con esta nueva vuelta de rosca depredatoria, el gobierno de la provincia de Santa Cruz, encabezado por Claudio Vidal, negoció a fines del año pasado con “Hongdong Fisheries Co. Ltd., una empresa china radicada en Fuzhou, un acuerdo de inversión con el gobierno de la provincia”, informo Noticias Puerto Santa Cruz, agregando que: “El acuerdo incluye mejoras en los cinco puertos provinciales, la construcción de astilleros y el desarrollo de nuevas plantas pesqueras”.

Está claro, salvo a la política de gobiernos cortoplacistas, que este tipos de acuerdos atentan contra los recursos naturales, los intereses económicos argentinos y la soberanía nacional. Acuerdos y políticas que son sustentadas por ese “consenso y grito federal con peluquín”, que Vidal sostiene junto a otros “gobernadores con peluca” como Ignacio Torres, Chubut; Maximiliano Pullaro, Santa Fe; Martín Llaryora, Córdoba; y Carlos Sadir, Jujuy, que se vanaglorian de haber realizado “los ajustes necesarios para conseguir en la Nación y las Provincias el equilibrio fiscal”.

“Si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende”, repetía Arturo Jauretche. Y es que en Argentina al paradigma de la diversificación de la dependencia no le faltan representantes y defensores, más bien le sobran.

Por último, el informe del Círculo de Políticas Ambientales afirma que: “Para sostener esta operación masiva, la flota depende de puertos regionales que provean apoyo logístico: descarga de pesca no regulada, reparaciones, repostaje y cambios de tripulación”.

La presencia de estas embarcaciones, ya sea en puertos peruanos, chilenos o uruguayos impacta directa y negativamente en la competitividad de nuestra pesca nacional: mientras los pescadores locales cumplen estrictas regulaciones laborales y ambientales, la flota extranjera opera con costos subsidiados y sin los mismos controles.

Fuentes:

Escenario Mundial

Círculo de Políticas Ambientales

Infobae

Clarín

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