El Ministerio de Defensa de la Nación confirmó oficialmente la finalización del ejercicio combinado "TRIDENTE", ejecutado entre el 25 de octubre y el 14 de noviembre, que integró a la Agrupación Buzos Tácticos de la Armada Argentina con los Navy SEALs de Estados Unidos en la Base Naval de Mar del Plata.

El comunicado de Defensa, que busca destacar la "cooperación" y la "profesionalización" en la defensa de los espacios marítimos, es en realidad la prueba final de que el gobierno de Javier Milei concretó la contrapartida militar exigida por Washington, desafiando al Congreso, al sentimiento popular y a la soberanía nacional.

Los Navy SEAL son la principal fuerza de operaciones especiales de la Marina de Estados Unidos, conocidos por su entrenamiento riguroso y su capacidad para realizar misiones de alta prioridad en cualquier entorno: mar, aire o tierra. Sus tareas incluyen acciones directas, reconocimiento especial, contraterrorismo, rescate de rehenes y capturar o eliminar objetivos de alto valor. Su nombre, que proviene del acrónimo inglés SEAL (Sea, Air, Land), refleja su versatilidad.
El ejercicio, que implicó maniobras de alto nivel como abordajes y recuperación de buques, ratifica la implementación del polémico Decreto 697/2025. Decreto que autorizó el ingreso de tropas de EE.UU. a bases navales estratégicas —incluyendo Mar del Plata, Puerto Belgrano y, de manera crucial, Ushuaia— sin la necesaria aprobación del Poder Legislativo, violando el mandato constitucional.

El costo real de la "interoperabilidad"
Mientras la versión oficial del Ministerio de Defensa subraya la "valiosa oportunidad" para el intercambio de conocimientos y el fortalecimiento de capacidades operativas, la realidad geopolítica es otra. El Ejercicio "TRIDENTE" consuma la injerencia militar extranjera en zonas sensibles del Atlántico Sur y confirma la existencia de una "letra chica" en el acuerdo financiero con EE.UU.
El despliegue de los Navy SEALs se produce en un contexto de turbulencia en la Argentina:
- Desafío al Congreso: El Ejecutivo eludió la aprobación del Parlamento para la entrada de tropas, una acción que intensifica el conflicto de poderes y erosiona la democracia.
- Rechazo Popular: La medida se impuso contra la voluntad popular. Una encuesta de Zuban Córdoba reveló que el 71% de los argentinos se opone a la presencia militar estadounidense en Tierra del Fuego.
- Inestabilidad en SOUTHCOM: La operación se lleva a cabo tras el anticipo de la renuncia del Almirante Alvin Holsey como jefe del Comando Sur, lo que aumenta el riesgo de que su sucesor, posiblemente más radicalizado por el entorno de Donald Trump, intensifique la presión para la cesión formal de la base de Ushuaia y exija la ruptura total con China.
Ushuaia: la pieza que sella la entrega
Aunque el Ministerio de Defensa solo menciona Mar del Plata, la Base Naval de Ushuaia sigue siendo el eje del conflicto. La decisión de Milei de habilitar el ingreso de tropas estadounidenses a la puerta de la Antártida, es interpretada como una claudicación directa en la Causa Malvinas.
El Ejercicio "TRIDENTE" marca el fin de la discusión: la alianza de Milei con Washington se traduce en la presencia concreta de fuerzas estadounidenses en las bases argentinas. La soberanía, lejos de ser defendida, ha sido canjeada por las promesas de un auxilio financiero que no ha llegado ni llegará, un costo altísimo que el gobierno libertario ha impuesto al país, profundizando la crisis institucional y la indignación popular en el extremo sur del continente. La injerencia ha dejado de ser una amenaza para convertirse en una realidad confirmada por el propio Estado.