El patrullero artillado FPV Lilibet, buque oficial del gobierno ilegítimo de las Islas Malvinas, arribó este lunes al puerto uruguayo de Piriápolis haciendo “una escala técnica no prevista, motivada por las adversas condiciones climáticas registradas en el Atlántico Sur”. Así lo informó ayer el sitio web de ese país, Visión Marítima.

La presencia de esta embarcación, dedicada a la vigilancia de la zona usurpada y administrada por la potencia ocupante en el Atlántico Sur, expone y subraya el nivel de relación logística y política que la República Oriental del Uruguay brinda a los usurpadores británicos, para que perpetúen la explotación ilegal de los recursos pesqueros argentinos.
Lo indica el mismo medio: “Fuentes consultadas indicaron que la tripulación aprovechará la parada para inspeccionar el casco, realizar controles de rutina y esperar repuestos esenciales antes de retomar sus actividades de patrullaje”.
La misión del Lilibet
El Lilibet, un buque patrulla para vigilancia marítima del tipo Damen Stan 5009, que porta bandera del Reino Unido, arribó a Malvinas en abril de 2023, contratado por el ilegítimo gobierno de Malvinas a través de un acuerdo de 15 años a la empresa Seagull Maritime Ltd. La embarcación, bautizada con el apodo de niña de la Reina Isabel II, fue concebida específicamente para proteger un recurso que aporta el 65 % de los ingresos del gobierno colonial: la venta de licencias de pesca y la explotación del valioso recurso, principalmente calamar ilex, extraído por flotas asociadas de España, Corea del Sur y Taiwán.
Principales características:
· Velocidad máxima: aproximadamente 28 nudos (52 km).
· Autonomía de patrullaje: hasta 42 días navegando a 10 nudos.
· Alcance: cercano a las 10.000 millas náuticas.
· Capacidad logística: provisiones a bordo para 60 días.
· Embarcación auxiliar: una lancha rápida RIB capaz de alcanzar 38 nudos.
· Capacidades secundarias: funciones de búsqueda y rescate (SAR), equipamiento contra incendio, redes de recuperación, camillas y plataforma apta para operaciones de helicópteros.
· Armamento: puede montar armamento pesado como ametralladoras calibre .50, aunque suele operar desarmado.
· Comunicaciones: sistema de banda ancha que permite a los oficiales de pesca acceso remoto a bases de datos y herramientas desde Stanley.
Su misión declarada es combatir la Pesca Ilegal en aguas circundantes a las islas. Sin embargo, su operación se enmarca en un contexto de usurpación territorial y depredación de recursos naturales argentinos en una zona sujeta al permanente reclamo de soberanía de la Argentina, desoído sistemáticamente por el Reino Unido.
El colaboracionismo uruguayo al descubierto
El arribo del Lilibet a Uruguay, es mucho más que un simple evento logístico en respuesta a un evento meteorológico. Se trata de un acto enmarcado en el colaboracionismo que se inscribe directamente en el histórico y vigente diferendo de soberanía entre Argentina y el Reino Unido.

Ayer lunes, fotografiado frente al puerto de Piriapolis, haciendo una escala técnica no prevista, por las climáticas registradas en el sur del continente.
Esta escala técnica es la punta del iceberg de una asistencia logística sistemática y profunda que Uruguay presta a la colonia implantada por británica en el Atlántico Sur. El territorio uruguayo es utilizado como punto clave de reabastecimiento y puerta de entrada de insumos para la colonia, facilitando:
- Abastecimiento logístico y envío de mercadería (perecedera y no perecedera) con destino a Malvinas.
- Suministro de combustible que alimenta tanto a la colonia implantada como a la flota pesquera internacional que opera bajo licencias ilegales británicas.
Esta colaboración no solo se aplica a los buques de vigilancia como el Lilibet, sino también a los buques pesqueros españoles, coreanos y de otras naciones que depredan el Atlántico Sur con las ilegítimas licencias de pesca vendidas por los usurpadores. Al proporcionar apoyo vital y esencial, el Estado uruguayo se convierte en cómplice y socio táctico y tácito, de la explotación ilegal de los recursos argentinos y en un facilitador de la expansión británica en el Atlántico Sur.
Mientras la política exterior argentina reclama "reabrir negociaciones bilaterales" conforme a las resoluciones de la ONU, el Reino Unido reafirma que la soberanía "no está en discusión". La escalada logística desde Uruguay socava cualquier esfuerzo de la Argentina, facilitando la operatividad de los ocupantes en un área estratégica por sus recursos pesqueros y su proyección hacia la Antártida.
De todos modos, la actitud de los gobiernos argentinos de los últimos 10 años, no son ejemplo como para exigirle lealtad y compromiso patriótico al Uruguay, cuando ellos mismos han permitido la consolidación y expansión colonial y que los británicos gobiernen de facto; el 70 por ciento del área marítima argentina dentro de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Fuentes: