En un payasesco y bochornoso espectáculo que demuestra la sumisión del gobierno argentino al colonialismo británico, el presidente Javier Milei recibió en la tarde del lunes en Casa Rosada al ex primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson. “Los mandatarios no solo se sacaron una foto juntos, sino que Milei le dejó el balcón presidencial para que el político inglés salude a su público imaginario, ya que había apenas unos curiosos que miraban desde Plaza de Mayo”, destacó el matutino Página|12.
Johnson ya no se encuentra en funciones públicas, porque debió abandonar el Parlamento luego de que una comisión investigadora descubriera que, siendo primer ministro, engañó deliberadamente a los legisladores respecto al llamado "Partygate" e intentó "intimidar y abusar" a los diputados a cargo de la investigación.
La escena deleznable que tuvo como protagonistas a Milei y Johnson ocurrió mientras continúa la polémica por el acuerdo entre Reino Unido y la Argentina sobre el regreso de los viajes a las Islas Malvinas y se conoció que una empresa anglo-australiana pasó a controlar dos de los más importantes proyectos de litio en la Argentina.
En el sitio periodístico Border dejó trascender que “entre los temas que se discutieron se encuentran la política internacional, la religión, la ecología, el aborto, la tecnología e incluso hablaron sobre sus músicos británicos preferidos”, agregando que “Milei va a viajar próximamente al Reino Unido, y será Boris mismo quien se ocupará de organizar la conferencia que brindará el libertario y un posible encuentro con el frontman de los Rolling Stones, Mick Jagger”.
Con un país incendiado, con una crisis universitaria sin precedentes, con jubilados que continúan reclamando por sus jubilaciones y pensiones y con un escenario de conflictividad económica, política y social en aumento, el presidente de los argentinos somete a su pueblo a este tipo de excentricidades que lastiman el orgullo nacional y ofenden la memoria de los patriotas que en 1982 combatieron contra el enemigo invasor británico, llegando a dar la vida en cumplimiento del deber y en defensa de la soberanía.
Si alguien creía que los ositos Winnie Pooh que el canciller Guido Di Tella enviara a los isleños en 1998 podían simbolizar lo más bajo de la decadencia en la obsecuente política pro británica que los liberales argentinos han mantenido siempre respecto a Malvinas, las fotos de Johnson en el balcón de la Rosada superan ampliamente aquel degradante suceso.
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