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Nuevas pruebas revelan el apoyo decisivo de EEUU. hacia Gran Bretaña en la guerra de Malvinas

Documentan la ayuda logística y militar de Washington hacia Londres, con misiles Sidewinder AIM-9L, minas antibuque, comunicaciones e inteligencia satelital. Con Chile y Panamá llevándo combustible a la flota.

11 de noviembre de 2025 19:36

El misil Sidewinder AIM-9L, el sistema aire-aire más avanzado de la época suministrado por EEUU a Gran Bretaña.

La reciente desclasificación de archivos secretos del Ministerio de Defensa británico, aportan nuevas y contundentes evidencias sobre el rol fundamental que desempeñó Estados Unidos en el material bélico utilizado por el Reino Unido durante la Guerra de Malvinas de 1982.

Los documentos, analizados por el especialista Sir Humphrey y marcados con las máximas reservas de "SECRET UK EYES A", detallan una cadena de solicitudes urgentes de material bélico, inteligencia estratégica y soporte logístico que Londres canalizó hacia Washington mientras su flota navegaba hacia el Atlántico Sur. Esta colaboración, mucho más profunda de lo admitido oficialmente, pinta un cuadro de complicidad operativa que fue decisiva para la campaña militar británica.

La lista de "requerimientos prioritarios" para la operación Corporate incluyó; inteligencia satelital en tiempo real, reconocimiento fotográfico, interceptación de señales (SIGINT) sobre los movimientos de las fuerzas argentinas y sistemas de comunicaciones encriptadas.

Y la asistencia no se limitó a la información. Entre los pedidos más específicos figuraba la provisión de 20 minas lapa de tecnología moderna para el Servicio Especial de Embarcaciones (SBS), ya que las propias, según un informe del 28 de abril de 1982 firmado por el Mayor P. J. Henderson, eran "obsoletas y con tiempos de detonación imprecisos". Además, se solicitó equipar a los buques patrulla clase CASTLE con cañones de 76 mm para ejercer control tras una eventual ocupación.

El arsenal solicitado y proporcionado incluyó misiles Sidewinder AIM-9L, el sistema aire-aire más avanzado de la época, minas antibuque y un crítico apoyo en reabastecimiento y comunicaciones satelitales (FLTSATCOM y Gapfiller).

Los textos son elocuentes al señalar que Washington ya brindaba "considerable apoyo" en inteligencia incluso antes del inicio formal de las operaciones.

Los archivos claramente aluden a una red de apoyo regional, mencionando explícitamente el uso de instalaciones en Chile y el suministro de combustible desde Panamá y Chile para buques británicos, confirmando hipótesis históricamente sensibles.

Estas revelaciones contrastan con la actual política exterior del gobierno argentino. Mientras el presidente Javier Milei profundiza su alineamiento incondicional con Washington, la historia demuestra, una y otra vez, que Estados Unidos fue, es y será el principal aliado estratégico y militar de la potencia europea que ocupa ilegítimamente una porción del territorio nacional.

La ironía es profunda: la nación que hoy se presenta como socio privilegiado fue un pilar fundamental en la derrota argentina de 1982.

Parte de este pasado permanece oculto, ya que, invocando la "protección de las relaciones internacionales", tres de los catorce planes de guerra británicos discutidos el 29 de abril de 1982 permanecerán clasificados hasta 2057, un silencio que habla tanto como los documentos ahora revelados.

Fuente:

Escenario Mundial

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