Horas antes de su arribo a Tierra del Fuego en tren de campaña electoral, el exfuncionario del kirchnerismo Guillermo Moreno ha superado el límite de lo audaz para instalarse en el terreno de la abdicación estratégica.
Su reciente opinión en Radio del Plata, que corona a Estados Unidos como el único socio capaz de devolvernos Malvinas, no es "realpolitik"; es una rendición histórica envuelta en papel de regalo geopolítico.
🔴MORENO SOBRE LA IMPORTANCIA DE ALINEARSE CORRECTAMENTE PARA RECUPERAR LAS MALVINAS Y LOS IDIOTAS ÚTILES QUE JUEGAN EN CONTRA DEL INTERÉS NACIONAL 29/09/25
— mattsalic (@mattsalic) September 29, 2025
🗣️"Cuidado muchachos, que hay muchos idiotas útiles, y los hay también en los que están al lado tuyo y se dicen ser… pic.twitter.com/5T4MIp8v9p
Mientras descalifica a los que no piensan como él de "idiotas útiles" y "pequebú", Moreno se autoproclamó como el único intérprete del "interés nacional", al proponer que Argentina se arroje a los brazos de la misma potencia que garantizó la victoria británica en 1982.
La Falacia del amigo de mi enemigo
Moreno sienta su estrategia en la siguiente premisa: "El enemigo nuestro es el que tiene usurpado el territorio que es Gran Bretaña. No es ni China, ni EE.UU." Omitiendo intencionalmente, que el enemigo de la soberanía argentina en Malvinas es, y siempre ha sido, el pacto anglo-estadounidense.
Moreno no perdió la memoria, armado de guaranguería intenta cubrir las evidencias de la relación histórica del Imperio Británico con el Imperio Yanqui. El mismo -este último- que, en diciembre de 1831, atacó el asentamiento argentino de Puerto Luis con la fragata estadounidense USS Lexington, y que 150 años después violó el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) y proveyó a Gran Bretaña la inteligencia satelital, logística y armamento decisivos para la guerra.
Pedirle hoy a Washington que expulse a su socio estratégico y militar privilegiado (Reino Unido) de una base OTAN en el Atlántico Sur, es clamar por un milagro o, peor, por un autoengaño que Moreno quiere hacer colectivo.
La ayuda norteamericana en la región nunca ha sido desinteresada; siempre ha sido una operación de pinzas para asegurar su hegemonía y el control de recursos.
El acuerdo "país-país" que celebra Moreno, minimizando a Milei como un "accidente", es la fórmula institucional para entregarnos a EE. UU., y que este ejerza el control total sobre la política económica, financiera y militar argentina.
¿América para quién? El engaño de la Doctrina Monroe
Moreno apela a la anacrónica Doctrina Monroe ("América para los americanos") como justificación moral para la alianza. Este concepto, en la práctica histórica, siempre ha significado "América para los intereses de EE.UU.", y ha sido el paraguas ideológico para el intervencionismo militar y la subordinación económica continental.
El argumento de Moreno justificando que la amenaza china obligó a EE.UU. de entrometerse en el destino de la Argentina, es un diagnóstico acertado del temor imperial, pero su conclusión es propia de un súbdito feudal y no de un peronista.
En lugar de aprovechar la competencia global para negociar desde una Tercera Posición de fuerza y autonomía, Moreno elige la alineación incondicional, ofreciendo a Argentina como un peón sacrificable en el tablero de ajedrez mundial.
La supuesta necesidad de "sacarte de encima a los chinos" para poder "reindustrializar" es el colmo de la contradicción. La historia latinoamericana demuestra que la "asociación" con EEUU en las condiciones que propone Moreno se tradujeron en la apertura financiera, la desregulación, el endeudamiento y la desindustrialización, no en la soberanía productiva que el peronismo dice defender.
El "Idiota Útil" en el Espejo
El ataque virulento de Moreno contra los "pequebú" que no comparten su visión —acusándolos de tener "terminales en otro lugar"— es la clásica cortina de humo. La pregunta es rotunda: ¿quién ostenta verdaderas "terminales en otro lugar"? ¿Quiénes denuncian la entrega de soberanía a una potencia imperial histórica, o quien promueve, sin pudor, el vasallaje a Washington a cambio de la promesa vacía de un favor sobre Malvinas?
La soberanía nacional no es una limosna que se mendiga al amigo del enemigo. Es un ejercicio innegociable de autonomía, dignidad y firmeza estratégica. La propuesta de Moreno es, en esencia, un cheque en blanco a Estados Unidos, cuya única certeza será la pérdida total del margen de maniobra argentino.
Lejos de rescatar la Tercera Posición, Moreno la desarticula, abrazando una subordinación colonial con una vehemencia que lo convierte, irónicamente, en el vocero más eficaz de los intereses ajenos a la Nación. El camino de la soberanía es de pie, por la vía propia y jamás de rodilla.