Argentina designa nuevo embajador en Reino Unido: pragmatismo y simbolismo en la era Milei

El Gobierno envía al diplomático Luis María Kreckler a Londres, en un movimiento que busca un complicado equilibrio entre la apertura comercial y el reclamo histórico por Malvinas. La designación, respaldada por la comunidad judía, refleja la obsesión presidencial con alinear su política exterior a sus afinidades ideológicas.

29 de julio de 2025 13:31

En el centro, Luis María Krecker; a su derecha, el exembajador del Reino Unido en Argentina Mark Kent. Noviembre de 2019; en la ceremonia en que Eduardo Eurnekian fue incorporado como académico, a la Academia Nacional de las ciencias de la empresa.

La Casa Rosada oficializó la designación de Luis María Kreckler como nuevo embajador argentino en el Reino Unido, reemplazando a Mariana Edith Plaza, quien ocupó el cargo desde el año 2024. La decisión, analizada durante semanas, consolida un giro pragmático en la relación bilateral: priorizar el diálogo económico sin abandonar el reclamo de soberanía sobre Malvinas, pero matizado por declaraciones condescendientes de Javier Milei hacia la autodeterminación de los kelpers.

Kreckler, un sociólogo convertido en diplomático de carrera, llega con un perfil técnico y experiencia en mercados clave como Brasil, China y Alemania. Su trayectoria, forjada entre gobiernos de signo opuesto, lo ubica como una figura de consenso en una Cancillería fracturada entre los halcones libertarios y el ala más “profesionalista” que encarna el canciller Gerardo Werthein.

Su nombramiento, sin embargo, no está exento de simbolismo: su cercanía a la comunidad judía (factor recurrente en las decisiones de Milei) y su rol en la reactivación comercial con Londres lo convierten en un operador estratégico.

Malvinas: entre el reclamo y el realismo

El Gobierno insiste en que Kreckler impulsará la agenda soberana, pero el contexto desmiente un avance concreto. Desde 2023, Milei ha evitado confrontar al Reino Unido, admitiendo tácitamente -contra la doctrina argentina- que la voluntad de los kelpers es un factor insoslayable. "No podemos obligar a nadie a ser argentino", dijo en 2023, allanando el camino para acuerdos como la reanudación de vuelos continentales a las islas o la cooperación en identificación de soldados.

El equilibrio es frágil. Mientras Argentina logró respaldos formales en la ONU para reabrir negociaciones (abril 2025), Londres sigue negándose a discutir soberanía y fortalece su presencia militar. Kreckler hereda esta tensión: deberá gestionar las expectativas domésticas, donde la causa Malvinas sigue siendo un símbolo, sin afectar la relación económica, clave para un Gobierno necesitado del salvavidas de las demoradas inversiones.

La sombra de la política interna

La designación también refleja las pugnas en el propio oficialismo. Werthein y Kreckler representan el ala moderada que desplazó a los libertarios duros (como el ex vicecanciller Eduardo Bustamante) y a la ex canciller Diana Mondino. Su llegada a Londres consolida este grupo, que intenta impulsar acuerdos comerciales con EE.UU. y Europa, aunque varios críticos señalan que el pretendido pragmatismo puede diluir la posición argentina sobre Malvinas.

Kreckler, además, llega con una misión paralela: limar asperezas con una diplomacia británica que, según Clarín, se quejaba de trabas en áreas como defensa y seguridad durante la gestión anterior. Su perfil negociador y su historial en Brasil -donde promovió exportaciones- son activos para Milei, quien necesita mostrar resultados concretos en su apuesta por alinearse con Occidente.

El desafío será navegar entre la retórica soberanista y la realidad: en la era Milei, aunque tambaleante, el reclamo por Malvinas sigue en pie; pero como un tema de poco peso en una agenda dominada por el interés económico. Kreckler, con su mezcla de expertise y lealtad, encarna esa contradicción.

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