Solo se metió en semejante renunciamiento territorial. Y es que una reciente “Carta abierta a los ciudadanos de Tierra del Fuego”, firmada por el gobernador Gustavo Melella, se ha convertido en un ejercicio de sincericidio político de gravedad institucional. Porque en un intento por alinear a la sociedad fueguina a su favor y contra el gobierno nacional en la contienda electoral, el mandatario ha dejado al descubierto una visión de la provincia tan reducida como peligrosa, y una clara abdicación de la responsabilidad que exige su cargo. La pregunta, entonces, es ineludible: ¿Quién está gobernando realmente Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur?
El Gobernador se refiere a su jurisdicción simplemente como "nuestra isla". Esta elección de palabras no es un error de estilo; es una renuncia conceptual. Borra de un plumazo el carácter bicontinental de la provincia, ignorando la Antártida Argentina, las Islas Malvinas, las Islas Sandwich de Sur, Georgias del Sur, otras islas y archipiélagos y los vastos espacios marítimos del Atlántico Sur que constituyen el corazón del reclamo soberano argentino. Un gobernador de la provincia más austral y geopolíticamente estratégica de la Nación no puede permitirse semejante amnesia geográfica y constitucional.
La deserción soberana
Esta geografía achicada se refleja en una clara irresponsabilidad de gobierno que abarca solo una porción de su mandato, lo que ha generado una crítica contundente del Dr. César Lerena, quien sin sutilezas le exige al gobernador: "PONGA HUEVOS. USTED NO ESTÁ ADMINISTRANDO MÁS QUE UN REDUCIDO ESPACIO DEL TOTAL DE SU PROVINCIA".
Las acciones, o más bien la inacción, del gobierno de Melella en temas de soberanía demuestran la magnitud de esta deserción:
1. Sumisión ante LATAM por el Aeropuerto Malvinas Argentinas
El caso LATAM es un escándalo de soberanía en territorio fueguino. Ante la negativa de la aerolínea a reconocer el nombre oficial del Aeropuerto Internacional de Ushuaia, "Malvinas Argentinas", y su obediencia a las imposiciones coloniales británicas, el gobierno provincial se ha paralizado. Lerena critica duramente esta inactividad, que resulta "indigna para su investidura", máxime cuando la misma aerolínea designa al aeropuerto en las Islas usurpadas como "Mount Pleasant". La tibieza de la respuesta provincial ha consolidado una "victoria colonial en suelo argentino".
2. El Petróleo: Concesión a una empresa británica sancionada
Peor aún, la complicidad al permitir que la petrolera británica Harbour Energy –sancionada por violar la Ley Nacional N° 26.659 (Ley Pino Solanas) al operar ilegalmente en Malvinas– se incorpore al consorcio petrolero de la Cuenca Marina Austral 1 (CMA-1), falseando información claramente conocida por él y su gabinete y de esa manera, hacerla aprobar por ley de la Legislatura Fueguina. Esto va más allá de un error administrativo; es una agresión directa al mandato constitucional de defensa de la soberanía. Abrir las puertas a una empresa que ha lucrado con la apropiación de recursos naturales argentinos es una señal que socava el reclamo de Malvinas a nivel internacional.
3. El Radar de capitales británicos en Tolhuin
Finalmente, la radicación del radar de capitales británicos de LeoLabs en Tolhuin, con la complicidad del gobierno de Melella, completa un cuadro de vulnerabilidad. El dispositivo, con capacidad de seguimiento de misiles hipersónicos y uso dual, según informes, representa un riesgo verdadero para la seguridad nacional y un nuevo acto de vulneración a la soberanía argentina. Al facilitar la instalación de un activo con potencial militar estratégico de países de la alianza "Five Eyes" en un punto tan sensible, Melella demostró no solo una alarmante falta de conciencia sobre la seguridad nacional y la geopolítica, sino una vocación de estar al servicio de los intereses anglo-estadounidenses.
La Soberanía No Es Negociable: Es acción de Gobierno
La carta de Melella, enfocada en la lucha por el "ajuste", no hace otra cosa que demostrar una decisión de gobierno claramente de renuncia de soberanía. Un gobernador que reduce su provincia a una "isla" y es incapaz de defender el nombre de su aeropuerto, mientras facilita la operación de petroleras agresoras a la soberanía y un radar con propósito contrarios al interés nacional en el territorio que gobierna, carece de la estatura necesaria para liderar la provincia más joven y emblemática de la Argentina.
El sincericidio del Gobernador al hablar solo de la "isla" es la evidencia de que su visión de gobierno no abarca la totalidad de su jurisdicción.
La provincia de Tierra del Fuego exige un mandatario que no se limite a administrar el sector insular continental, sino que asuma con voluntad inquebrantable y acción contundente el gobierno del territorio bicontinental que la Constitución le encomendó.
Queda claro que la soberanía no se defiende con palabras de campaña, sino con la dignidad y la firmeza en cada acto de gobierno.