El Gobierno Nacional y la Cancillería probritánica porteña no solo deshonran a los 649 héroes muertos durante la guerra de 1982, ofende el dolor de sus familiares y de todo un pueblo que no olvida, sino que ponen por encima del saqueo a nuestros recursos naturales, la usurpación de Malvinas y del Atlántico Sur, su devoción a la jefa de un imperio centenariamente esclavista y asesino.

En un acto despreciable que muestra cuáles son los verdaderos intereses que defiende, el gobierno de Alberto Fernández presentó este domingo ante el féretro de la Reina Isabel II, y a través del embajador en Londres, Javier Figueroa, “las más sinceras condolencias”, “en nombre del pueblo y el Gobierno de Argentina”.

“En nombre del pueblo y Gobierno de la República Argentina expreso nuestras más sinceras condolencias a los miembros de la Familia Real por el fallecimiento de Su Majestad la Reina Isabel II”, aseguró Javier Figueroa en una declaración que comunicó la agencia de noticias Télam.

“Compartimos la pena del pueblo británico en estos días tan tristes. El profundo sentido del deber, que ha sido la impronta del reinado de Isabel II, es respetado y admirado en Argentina”, agregó para que no haya dudas.

Las declaraciones de Figueroa no hacen otra cosa que sincerar ante el mundo, de qué lado de las miserias de occidente quiere pertenecer el poder político argentino y los integrantes de un ministerio de Relaciones Exteriores que, para agradar al imperio, hacen carrera sosteniendo la vigencia los Tratados de Madrid, el Pacto Foradori Duncan, el Acuerdo de Nueva York, la garantía de inversiones británicas en la Argentina a través de bancos, laboratorios, mineras, petroleras y exportadoras de materias primas. En definitiva, el despojo estructural y sistemático de las riquezas y recursos de la Nación.

Para ello, no duda en pisotear 212 años de independencia, el legado de todos los revolucionarios de mayo, el sacrificio sublime de San Martin, de Manuel Belgrano, de Mariano Moreno, de Martin Miguel de Güemes, de Juan Manuel de Rosas, de Guillermo Brown…, de todos los que regaron con su sangre la turba malvinera, de los pilotos que enfrentaron a la flota inglesa sabiendo que ese era su último destino, de los que yacen en el fondo del mar producto del cobarde ataque del submarino nuclear ingles Conqueror, al Crucero ARA General Belgrano, de los que murieron en soledad y olvido durante estos 40 años de post-guerra. No les importa.

Tanta es la anglofilia del poder político y de quienes no defienden los intereses argentinos antes el mundo, sino que actúan y gestionan de manera contraria, que; para que no haya dudas, el embajador Figueroa, también deseó al heredero al trono, el nuevo rey Carlos III, “una larga vida y sabiduría en su histórico mandato”.

Por Agenda Malvinas