La disputa diplomática entre Argentina y el Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas ha entrado en una nueva fase marcada por un reclamo insólito: los kelpers, ocupantes británicos del archipiélago, exigen que el gobierno argentino cumpla con los polémicos acuerdos bilaterales firmados durante las gestiones de Mauricio Macri (2015-2019) y Javier Milei, los cuales erosionan la posición soberana del país.
El núcleo del conflicto radica en dos documentos clave: el Acuerdo Foradori-Duncan (2016) y el reciente Pacto Mondino-Lammy (2024), que promueven una "agenda positiva" de cooperación económica, logística y científica en el Atlántico Sur, bajo la fórmula de "paraguas de soberanía" establecida en 1989. Estos acuerdos, negociados sin intervención del Congreso argentino, incluyen medidas como la facilitación de vuelos comerciales desde Brasil, la explotación conjunta de recursos pesqueros e hidrocarburíferos, y la cooperación antártica, todo sin avanzar en el reclamo de soberanía.
Entrega encubierta
Sistemáticamente Agenda Malvinas ha denunciado que estos pactos violan la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional, que ordena recuperar las islas por vía pacífica. "Es una cesión incondicional. Se les entrega a los británicos el desarrollo económico de Malvinas sin contrapartidas", afirmó el experto Pesca y Atlántico Sur César Lerena. El politólogo Armando Abruza añadió que los textos -redactados hasta con terminología favorable al Reino Unido- "invisibilizan la condición colonial del territorio".
El gobierno de Milei, sin embargo, insiste en que los acuerdos son "herramientas pragmáticas" para mejorar la relación bilateral. La ex canciller Diana Mondino defendió oportunamente el diálogo con Londres, tanto que ratificó el nombramiento de Carlos Foradori -artífice del polémico pacto de 2016- como embajador en Ginebra, señalando continuidad en la estrategia.
Presión británica
El reclamo de los kelpers se intensificó tras la 55ª Asamblea de la OEA, donde Argentina logró un respaldo unánime a su reclamo soberano. En respuesta, la baronesa británica Jennifer Chapman, representante del Foreign Office, exigió que Buenos Aires "honre los compromisos pesqueros y de conectividad aérea" del Pacto Mondino-Lammy, argumentando que benefician a "todos los actores". Londres también insistió en el principio de autodeterminación de los isleños, rechazando negociaciones sobre soberanía.
Futuro incierto
Mientras el gobierno argentino equilibra su retórica soberanista con gestos de acercamiento, analistas advierten que los pactos podrían sentar un precedente peligroso: "Cada concesión sin reciprocidad consolida la ocupación", señaló Lerena. Con el Reino Unido reforzando su presencia militar en las islas y Argentina sin una estrategia clara, la disputa parece encaminarse hacia una normalización de facto de la situación, cada vez más lejos de las demandas históricas.