En Notas

Integración continental: claves para la soberanía en el Siglo XXI

Los cambios en la dinámica global del poder son actualmente un hecho central para pensar el futuro de la soberanía nacional. Sebastián Schulz, sociólogo e investigador de estas nuevas transformaciones, explicó en diálogo con Agenda Malvinas: “Tierra del Fuego es una región de interés desde hace varias décadas, pero la estamos viendo convertirse en una región de disputa”.

29 de enero de 2023 11:52

"Para tener soberanía en un mundo globalizado, necesariamente hay que transitar hacia un Estado Continental”, sostiene el sociólogo Sebastián Schulz.

Que el mundo se encuentra en un punto de quiebre respecto al orden internacional, es un hecho que ya nadie pone en discusión. Sin embargo, existe una gran incertidumbre a la hora de señalar en qué consisten los cambios globales y cuáles son los puntos que se encuentran en tensión. Sebastián Schulz, sociólogo por la UNLP e integrante del Centro de Investigaciones en Política y Economía CIEPE, explicó en diálogo con Agenda Malvinas las principales características de este proceso, junto con las oportunidades y los desafíos que se anuncian para la región.

“En base a las investigaciones que trabajamos con nuestros compañeros”, comenzó Schulz, “lo que observamos es el desarrollo de una crisis global a nivel sistémico, causada por dos procesos en simultáneo: por un lado, cambios dinámicos en el capital y en el mundo de la producción que habilitan a la transnacionalización de las empresas y a la financiarización del capital, lo que genera una nueva territorialidad de las economías. Pero por otro lado, este desplazamiento del capital hizo emerger nuevos polos de poder, que actualmente plantean un modelo de globalización alternativa”.

Según su análisis, la crisis consiste en la tensión formada por dos modelos de globalización incompatibles: uno financiero y transnacional propuesto por Estados Unidos y las grandes potencias de occidente, frente a otro con perspectivas regionalistas e integracionistas impulsado por un grupo de potencias emergentes, entre las que se destaca China con su nueva ruta de la seda. Mientras que el modelo hegemónico se ha caracterizado como neoliberal o del capital financiero, el modelo emergente se asocia con el desarrollo productivo. Pero las diferencias entre ambos proyectos de globalización trascienden lo estrictamente económico. “Se trata de una transformación mucho más profunda de lo que se ha señalado hasta ahora”, explicó Schulz, “ya que pone en crisis al concepto mismo de Estado-Nación”.

Detrás de lo que se plantea como una disputa entre dos grandes potencias globales, está la discusión por una nueva escala territorial del poder a nivel mundial. “El modelo neoliberal de las corporaciones, que se expresa en el Foro de Davos y en la OTAN, impulsa una territorialidad de su poder por encima de las fronteras nacionales”, sostuvo; “mientras que el modelo de globalización alternativa o multipolar impulsado por China, Rusia, India, Irán, Pakistán, y anteriormente también Unasur y Celac; propone un anclaje territorial basado en lo nacional y lo regional”.

Ocurre que, en un mundo que ha entrado definitivamente en un proceso de globalización irreversible, ningún país cuenta con la capacidad para alcanzar sus objetivos por medio de la autonomía. “Para ser un actor de peso en el nuevo escenario”, aseguró el especialista “con la capacidad para desplegar una agenda o resistir embates, ya no alcanza con el Estado-Nación como umbral del poder”. Este análisis incorpora el concepto de Estados Continentales, acuñado por el teórico latinoamericano Alberto Methol Ferré para reflexionar acerca de los cambios que tendrían lugar en el siglo XXI.

“Uno de los debates centrales de la geopolítica práctica”, explicó Schulz, “tiene que ver con los cambios en los umbrales de poder, entendiéndolo como un proceso de larga duración a partir del Estado-Ciudad y siguiendo hacia los Estados Nacionales, que acorde a las transformaciones económicas continúa avanzando hacia la formación de nuevos Estados Continentales”. Esta categoría define a las áreas de integración regional con objetivos e intereses comunes, que comparten una agenda política para planificar de qué manera los países asociados pueden vincularse con otros actores globales. Por este motivo, cada Estado Continental debe decidir desde su conformación a qué modelo de globalización adscribe, y cómo espera sostener su integridad.

Según el sociólogo e investigador, esto es algo que las grandes potencias comprendieron anticipadamente: “Especialmente Estados Unidos -sostuvo-, que logró expandir su área de influencia sobre América Latina”. Sin embargo, consideró que lo mismo se puede observar en la actualidad al respecto de la Unión Europea, de India, o de China; y de la Unión Soviética en el siglo anterior. “Dicho de otra manera: para tener soberanía en un mundo globalizado, necesariamente hay que transitar hacia un Estado Continental”.

 

Oportunidades y desafíos para una integración con soberanía

En este contexto, la discusión pasa entonces por conocer qué es lo que ofrece cada modelo de globalización. “La mundialización de la ley del valor”, reflexionó Sebastián Schulz, “que borró las fronteras nacionales, ya nos mostró cómo es el modelo neoliberal para América Latina: en el que la actividad económica existe según los intereses del sector más concentrado”. De acuerdo con su análisis, en el proyecto globalizador de las transnacionales Argentina es un área más de acumulación para el capital financiero; y solamente ofrece posibilidades de inserción para 25 millones de personas, distribuídas entre los grandes centros urbanos de Buenos Aires o Rosario. “Además -consideró-, para ser viable dentro de ese esquema nuestro país debería atravesar una reforma laboral y previsional de carácter privativo, flexibilizando o eliminando derechos laborales”. Desde fines del siglo anterior el proyecto neoliberal se encuentra fuertemente arraigado en Argentina mediante el control de la corte suprema, las vías navegables, y el sistema financiero. “Mientras estos pilares del modelo transnacional sigan funcionando -sostuvo-, Argentina no puede apartarse de la órbita que le impone ese modelo de globalización”.

Respecto a lo que ofrece el modelo multipolar para la Argentina, Schulz explicó que debe considerarse según el interés y la ambición que demuestre nuestro país para su propio desarrollo. “En la discusión académica todavía se debate cuál es realmente la propuesta de China”, comentó; “pero en general hemos destacado que tiene un carácter inclusivo, con el que América Latina podría trabajar para construir un proyecto autónomo en función de sus intereses soberanos”. La máxima de no-intervención en los asuntos internos de los Estados que ha impulsado China en sus crecientes relaciones internacionales, habilita un margen de acción para instaurar un nuevo modelo productivo en base a objetivos como la industrialización, el desarrollo de ciencia y tecnología, o el ordenamiento de la economía. “Al promover lazos de cooperación Sur-Sur y comercio de beneficio mutuo”, señaló Schulz, “se abre el camino para una serie de oportunidades, que luego quedará en nosotros resolver si queremos aprovechar o dejar pasar”.

 

Tierra del Fuego: un territorio en disputa

Así como los cambios globales muestran una tendencia hacia formas de organización política más complejas, también se observa un desplazamiento del centro de gravedad del poder: desde océano atlántico hacia el pacífico, con los mercados emergentes de Asia atrayendo a las empresas multinacionales. La isla de Tierra del Fuego, donde se encuentran los océanos, está condicionada para convertirse en un territorio que ambos modelos de globalización buscan tener dentro de su esfera de influencia.

Para Sebastián Schulz, existen varias claves que dan cuenta de esta realidad: “El sur americano en general, y argentino en particular, fue convirtiéndose lenta pero sostenidamente en un espacio de gran interés para todas las potencias mundiales. Existen varios motivos para ello, que vale la pena conocer más a fondo, pero en resumidas cuentas alcanza con mencionar su posición estratégica en relación con la Antártida y como único paso natural entre los océanos”. Según destacó, la región austral tiene el potencial para convertirse en un espacio cada vez más relevante, a medida que el Canal de Panamá empieza a quedar chico para los flujos del intercambio global. “La presencia en este espacio también le permite a las potencias hacer inteligencia del tráfico marítimo”, sostuvo el sociólogo, “y es por todo esto que la OTAN tiene su base más importante en las Islas Malvinas”.

El interés de la República Popular China en la región, en su consideración, no es distinto al que tienen las demás potencias. Sin embargo, señaló que la apuesta de la nación asiática tiene un carácter más civil, como el que ha demostrado en el enclave estratégico de su estación espacial, en la provincia de Neuquén. “Tierra del Fuego es una región de interés desde hace varias décadas -explicó-, pero la estamos viendo convertirse en una región de disputa para los grandes poderes globales”. En este marco, finalizó Sebastián Schulz, la integración latinoamericana supo comprender desde el inicio la necesidad de reforzar su protección sobre esta zona; ya que se trata de un territorio con alto peso geoestratégico para la defensa de los intereses soberanos a escala continental.

Por Agenda Malvinas

Tags

Otras noticias de Internacionales

Te puede interesar

COMENTARIOS

Aún no hay comentarios

Inicia sesión o regístrate para comentar.