Mientras Chile sostiene en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas su apoyo a la posición argentina en la disputa por las Islas Malvinas, sectores empresariales y políticos chilenos profundizan su colaboración con la colonia británica implantada en el archipiélago. Esta dualidad de posturas abre un fuerte interrogante, a partir de la confrontación existente entre la política exterior de vecino país y los intereses económicos y regionales, especialmente en el sur chileno.
Prueba de ello, es la reciente visita de una delegación empresarial de las Islas Malvinas a Santiago y Punta Arenas, que dio comienzo el sábado 30 de agosto y que culminará hoy, sábado 6 de septiembre..
La comitiva, liderada por la Corporación para el Desarrollo de las Islas Falkland (FIDC), busca explorar nuevas oportunidades de comercio y colaboración. Un hecho que se destaca, es la participación del chileno José Luis Ortega Godoy, un empresario que se asentó en las islas en 2001, evidenciando la fuerte presencia de ciudadanos chilenos en la colonia británica.
Según datos del censo de 2016, unos 180 chilenos residían en las Islas Malvinas; representando uno de los grupos de migrantes más grandes de la colonia. Cifras más recientes de 2022, estimaron que los chilenos son 199; es decir, el 6% de la población total del archipiélago.
La agenda de la delegación incluyó la participación en la feria de hidrógeno verde Hyvolution Chile 2025, una visita a la aceleradora de CORFO y reuniones con el alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, y con empresas como HIF Global. Estos encuentros no solo deben ser vistos como una potenciación de las relaciones comerciales, sino también como una legitimación irresponsable de la presencia británica en las islas.
Punta Arenas: La puerta de entrada para los intereses coloniales
El principal motor de esta colaboración se encuentra en la Región de Magallanes, donde políticos y empresarios buscan reactivar el comercio con las Malvinas, interrumpido por la guerra de 1982. El alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, lo ha expresado abiertamente, argumentando que no se puede perder la oportunidad que brinda un “nuevo gobierno argentino que es muy liberal”; para reanudar el intercambio de productos como madera, materiales de construcción y gas.
La justificación de la necesidad económica es el argumento central para el quiebre de la solidaridad con Argentina en el tema Malvinas. La frase recurrente entre los habitantes de Punta Arenas: “no nos podemos dar el lujo de perder una oportunidad”; resume el enfoque pragmático que prioriza el beneficio regional sobre una política de Estado que, en los foros internacionales, defiende la soberanía argentina.
LATAM: El instrumento que garantiza el afianzamiento británico en Malvinas
El vuelo semanal de LATAM que conecta Chile con las Islas Malvinas es la principal prueba de que esta colaboración no es algo nuevo, sino una realidad que ha sido funcional a los intereses británicos. Con estos viajes, Chile se convierte en un puente logístico para la consolidación del control británico sobre el archipiélago.
En definitiva, la postura oficial de Chile en las Naciones Unidas contrasta fuertemente con las acciones concretas de sus sectores empresariales y políticos en el sur. Esto plantea un dilema: ¿priorizará Chile una política exterior coherente y solidaria con Argentina en su histórico reclamo por la soberanía de las Malvinas, o prevalecerán los intereses económicos de una región que busca recuperar un vínculo comercial con el enclave colonial británico?