Así lo relata el diario gallego Faro de Vigo en la edición de ayer; quien con eufemismo no solo dice que “Malvinas sigue siendo un caladero rico en pesca, bien gestionado”, sino que, además; “la flota gallega”, se constituye en el Atlántico Sur, en “uno de sus baluartes fuera de la Unión Europea”.
El monumental saqueo es el primero de año -el segundo dará comienzo a mediados de agosto-, y se materializa a través de 16 grandes arrastreros, que entre febrero y mayo se levantaron con un botín de 53.500 toneladas de calamar patagónico.
“La cifra representa el tercer récord histórico a estas alturas del año en las últimas dos décadas y, además, representa el debut de las empresas mixtas con las nuevas licencias para los próximos 25 años aprobadas por el Gobierno de la Isla en 2022”, indica Faro de Vigo.
“Desde hace varios días regresan a Galicia las diferentes unidades que viajaron al archipiélago a principios de año. Gota a gota, se esparcen por los diferentes espigones de la ría de Vigo, así como en Marín o incluso en Vilagarcía de Arousa, descargando los cientos de toneladas de calamares de Loligo capturados en las últimas mareas. Una pesquería que alguna vez llegó aquí en los reefers, los cargueros frigoríficos que poco a poco llenaban los frigoríficos en tierra o que alimentaban la industria procesadora”, describe el medio casi con melancolía, por la disminución del trabajo en tierra que se generaba, como un elemento virtuoso del saqueo a los recursos naturales a la Argentina.
De todos modos, y a pesar que se quejan un poco por tener que pagar aranceles por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, las compañías gallegas/españolas celebran por doble partida. Por un lado, por el buen rendimiento pesquero del caladero argentino usurpado por Gran Bretaña, y por el otro –dicho por ellos-, por la sociedad con los colonos británicos en las islas, “que dejó al menos el 51% del control de la empresa mixta en manos de Malvinas. A cambio, de 25 años de estabilidad en los caladeros, hasta 2047, lo que también está posibilitando la renovación de la flota”.
Ni el canciller Santiago Cafiero, ni el secretario de Malvinas, Guillermo Carmona; toman acción directa sobre las pesqueras y con el país a las que pertenecen. Lejos de cualquier defensa concreta, tampoco existen quejas formales al Reino de España, ni convocatoria al embajador en Buenos Aires. Dedicado a su campaña como precandidato a Gobernador, Carmona dilapida tiempo precioso que debería dedicar a defender los intereses nacionales sobre cualquier apetencia electoral.
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