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Altos jefes militares argentinos fueron citados en secreto por la Embajada Británica

La cúpula militar argentina se somete a la doctrina del invasor en una reunión sin precedentes desde 1982, probando el vaciamiento de la Causa Malvinas como política de Estado.

9 de octubre de 2025 11:57

El regimen libertario vacía de contenido la Causa Malvinas y normaliza la relación con la potencia ocupante de Malvinas.

La política de subordinación estratégica del Gobierno de Javier Milei ha alcanzado un punto de no retorno. Lo que comenzó con gestos de alineamiento ideológico y admiración por Margaret Thatcher, se ha traducido en una peligrosa hoja de ruta ejecutada por el ministro de Defensa, Luis Petri, que vacía de contenido la Causa Malvinas y normaliza la relación con la potencia ocupante de nuestro territorio.

La gravedad institucional trasciende lo insólito. Mientras el Reino Unido —que mantiene la ocupación ilegal desde 1833— intensifica sus ejercicios militares en el archipiélago usurpado ("ExCape Sword" es la quinta maniobra de 2025 y una violación a la Resolución 31/49 de la ONU), el Ministerio de Defensa argentino opta por una complicidad activa y estructural.

El Eje de la Entrega: UNDEF y la Embajada Británica

El desmantelamiento de la política de soberanía se articula en dos frentes simultáneos que se cubren con un manto de secreto diplomático y supuesta academia:

1. La Plataforma Académica de la Subordinación: La Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), institución creada por ley para formar cuadros en la defensa de la soberanía, coorganiza una conferencia sobre la guerra en Ucrania con el Ministerio de Defensa del Reino Unido. Este acto, promovido por Petri, no es un inocente intercambio académico, sino un vehículo para absorber la doctrina de la OTAN y legitimar al invasor como socio estratégico. El evento, difundido solo por correo interno, evidencia la incomodidad y el intento de evitar el escrutinio público por colaborar con la potencia que despliega poder militar en territorio argentino.

2. Reuniones Militares Secretas: En una acción que rompe las lógicas más elementales de la razón de Estado, la Embajada Británica en Buenos Aires convocó a altos mandos militares argentinos de Inteligencia, Infantería de Marina, Doctrina y Educación a una "reunión reservada" para discutir "estrategias de combate contemporáneas".

Que funcionarios de defensa del Reino Unido citen en secreto a jefes de nuestras Fuerzas Armadas para un "intercambio estratégico" es una abdicación sin precedentes y una normalización de la relación con el usurpador en el ámbito más sensible: el militar. La falta de registro oficial y el secretismo son la prueba del ocultamiento de una política que desoye el mandato constitucional de defender la soberanía.

Concesiones y alineamiento ciego

Estos hechos no son deslices; son la expresión de una política de alineamiento automático con el eje Washington-Londres que prioriza la agenda geopolítica noratlántica —la contención de China en el Atlántico Sur— por encima de la defensa irrenunciable de los intereses nacionales.

  • Los F-16 Inofensivos: La compra de aviones de combate F-16 a Dinamarca, un logro vendido como "modernización", se concretó con una concesión política a Londres: las aeronaves carecerán de radares de largo alcance para ataque aeronaval. Esto inhabilita su capacidad ofensiva ante las posiciones británicas en Malvinas y equivale a una renuncia implícita a la capacidad de disuasión sobre el Atlántico Sur.
  • La Trama de la Base en Ushuaia: En paralelo, se intensifican las negociaciones entre Petri y el Comando Sur de EE. UU. para instalar una base militar en Ushuaia. Bajo el eufemismo de "cooperación antártica" o "lucha contra el narcotráfico", se legitima una presencia militar extranjera en un punto estratégico del Estrecho de Magallanes, socavando la autonomía y el control territorial argentino.
  • El Silencio Servil ante el G77: La política de "entrega" se completa con el silencio oficial frente a las provocaciones británicas, como los ejercicios militares en las islas y la presencia de buques pesqueros. Este mutismo contrasta con el contundente respaldo que la Argentina acaba de recibir del G77+China —134 naciones—, que volvió a rechazar toda actividad unilateral británica en la zona de disputa. La Cancillería no capitaliza el apoyo del Sur Global, demostrando el desmantelamiento de la Causa Malvinas como política de Estado.

El mensaje que se envía al mundo y a la propia ciudadanía es alarmante: la soberanía argentina, en la práctica concreta del actual gobierno, se ha convertido en una variable de negociación y un precio inadmisible a pagar por una inserción internacional errónea. Entre aviones sin radar, té con los ingleses y bases extranjeras, la Argentina se posiciona como un socio menor, entregando su autonomía en el Atlántico Sur a quienes nos usurpan hace casi dos siglos.

 

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