En una columna de opinión publicada en El Diario Ar, titulada “La vuelta del acuerdo Foradori-Duncan: ¿cómo aprender de las falencias del gobierno de Macri sobre Malvinas?”; el intendente Martín Pérez advierte que el gobierno nacional se dirige a renovar las políticas de entrega de soberanía que puso en marcha el expresidente Mauricio Macri en septiembre de 2016, a favor de los intereses británicos en las Islas Malvinas. El punto de partida, es el plan de “cooperación” con Gran Bretaña que planteó el presidente Javier Milei en Davos.
La opinión del Intendente Martín Pérez
“El presidente Milei se reunió con el canciller británico David Cameron, interesado en recuperar “la hoja de ruta” que el acuerdo Foradori-Duncan estableció durante la presidencia Macri, que desarticula instrumentos políticos y diplomáticos que la Argentina había obtenido para escalar su reclamo de soberanía sobre las islas.
En su reciente visita y participación en la cumbre de Davos, el presidente Javier Milei aprovechó para tener una reunión bilateral con el canciller británico –y ex primer ministro– David Cameron.
La reunión se comunicó oficialmente como una instancia que sirvió para comprometerse a poner en agenda la cuestión Malvinas entre ambas partes. Sin embargo, el Reino Unido salió a diferenciarse a través de un comunicado de su Ministerio de Relaciones Exteriores en el que aclara que la soberanía sobre las islas no es prioridad en la agenda bilateral con nuestro país.
De este primer contacto entre el Presidente Milei y el Reino Unido lo que nos interesa verdaderamente como argentinos, fueguinos y riograndenses es empezar a conocer concretamente las implicancias que puede tener la política internacional del nuevo gobierno en relación a nuestra provincia, nuestro mar argentino y, por supuesto, a nuestras Islas Malvinas.
Si bien no hay medidas formalizadas, todo indica que las intenciones del Canciller inglés David Cameron es volver a recuperar “la hoja de ruta” que el acuerdo Foradori-Duncan estableció durante la presidencia de Mauricio Macri.
Dicho acuerdo, al cual resistimos en su momento desde nuestro lugar en el Congreso de la Nación, buscaba desarticular los instrumentos políticos y diplomáticos que la Argentina había obtenido para escalar nuestro reclamo de soberanía, que pasó de ser nacional a convertirse en una causa latinoamericana y global.
Las consecuencias diplomáticas de la firma del Foradori-Duncan fueron inmediatas: no se podía esperar un posicionamiento firme en relación a Malvinas de nuestros países vecinos si la propia Cancillería argentina omitía denunciar o rechazar medidas en detrimento de nuestra posición en el vínculo bilateral con Gran Bretaña. Esto se tradujo en una paulatina flexibilización de las sanciones a la economía colonial británica en el Atlántico Sur, llegando a su punto máximo, con la inauguración de una nueva ruta aérea que comunicaba San Pablo (Brasil) con las Islas mediante una escala en la provincia de Córdoba. Dichos vuelos buscaron, entre otras cosas, facilitar la ocupación mediante el acceso y el abaratamiento de los alimentos que necesita la base militar británica en Malvinas. A cambio de “remover los obstáculos para el desarrollo de las Islas” –tal cual decía el texto del Foradori-Duncan- el Reino Unido prometió al entonces gobierno de Macri acceso a los mercados financieros británicos y posteriormente, cuando la economía argentina comenzó a tambalear en mayo de 2018, dar luz verde en el directorio del FMI de lo que luego fue el famoso préstamo de más de 50 mil millones de dólares.
La irrupción de la pandemia de COVID-19 en 2020 y la posterior desactivación del Foradori-Duncan en 2023 volvió a encarecer la ocupación británica de las Islas, obligando a los británicos a realizar vuelos desde la ruta alternativa de Inglaterra, Isla Ascensión para finalmente llegar a Malvinas.
Volviendo a Milei en Davos, cuando le preguntaron los motivos de la reunión con el canciller británico, el presidente afirmó que su objetivo era que el Reino Unido lo respaldara en el FMI, que aumentaran las inversiones británicas en la Argentina y que comenzaran -como enunciamos anteriormente- una agenda en relación a Malvinas.
Ante las afirmaciones del Presidente, no podemos dejar de alertarnos al ver que todo indica que estamos en vísperas de un proceso de desmalvinización similar al del periodo 2015-2019. Aún estamos a tiempo de no repetir errores. Para esto, si el Presidente y su equipo quieren contribuir a la consolidación de la Causa Malvinas como política de Estado y no ceder soberanía en el Atlántico Sur, hay cuatro ejes que deben ser especialmente atendidos.
El primero, evitar el impacto diplomático de un nuevo giro de 180 grados de la cancillería argentina ante un tema tan estratégico como es nuestro reclamo por la recuperación definitiva de Malvinas. Hitos como el reconocimiento inédito de la disputa de soberanía por parte de la Unión Europea en la declaración conjunta realizada con la CELAC en julio de 2023, podrían desvanecerse si el actual gobierno vuelve a instaurar una política exterior débil y cambiante que oscila entre hacer de Malvinas una justa prioridad y una merecida política de Estado o una moneda de cambio para financiamientos efímeros.
En segundo lugar, y ante la debilidad de la Argentina en el plano internacional por inconsistencias internas, es fundamental no perder la vocación de ser un actor relevante en el Atlántico Sur en miras de ejercer soberanía plena sobre nuestros recursos naturales. De no ser así, se estará contribuyendo por omisión con la pesca ilegal británica en Malvinas y los permisos de exploración y explotación off shore de hidrocarburos y minerales. En este plano, la construcción de un puerto en la ciudad de Río Grande –la más próxima a Puerto Argentino- es fundamental en tanto es la pieza que falta para poder proyectar la gran capacidad productiva y logística de nuestra ciudad al desarrollo económico nacional en el Atlántico Sur.
Como tercera instancia, priorizar nuestro posicionamiento y proyección nacional en la Antártida, garantizando la continuidad de proyectos de mediano plazo como la finalización de la pista de aterrizaje y la puesta en valor de la Base Petrel. En este plano, es necesario seguir invirtiendo en la consolidación del Polo Logístico Antártico en la Isla Grande de Tierra del Fuego, tarea indispensable ante el aumento de la disputa por el continente blanco. Para ello, es preciso sostener las medidas macroeconómicas que van en favor de la promoción económica de nuestra provincia para el desarrollo y el arraigo de aquellas familias argentinas que eligieron vivir de forma definitiva en tierras fueguinas.
Por último, y siempre importante, honrar la entrega de nuestros héroes y veteranos que además de haber enfrentado al enemigo colonial en 1982, pelearon durante décadas contra el olvido y la desmalvinización. Como dice la frase del Monumento a los Héroes de Malvinas en nuestra ciudad: “un pueblo jamás debe olvidar a los que dieron su vida por la dignidad de todos”.
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