La reciente visita de Celeste Giardinelli a las Islas Malvinas, concedida por la embajada británica, desató intensos debates y críticas en Argentina. Planteado como un intercambio cultural, su participación en el concurso “Conociendo a mis vecinos de las Islas Falkland” genera serias dudas sobre sus intenciones.
A pesar de los intentos de justificar su viaje como un acto de respeto hacia las víctimas de la guerra, su relato ahonda en contradicciones e incongruencias.
Para ser aceptada en un programa avalado por la potencia colonial, era evidente que necesitaba alinearse con los términos y la narrativa británica, lo cual contradice su supuesta lealtad al reclamo de soberanía.
La joven publicó un hilo en su cuenta de X, destacando su experiencia y trayectoria en medios digitales, describiéndose como una defensora de la ciencia, los derechos humanos y el medio ambiente. Sostuvo que tras una invitación de una amiga sobre el programa, evaluó la posibilidad de viajar al considerar que “pisar suelo argentino siempre fue un tema que me interesó”.
Giardinelli reveló que recibió un consejo enérgico de su padre, el reconocido escritor Mempo Giardinelli, quien expresó su preocupación alegando que el viaje podría perjudicarla.
Al ignorar esta advertencia y seguir adelante, su decisión fue una falta de respeto hacia los caídos, donde en ningún momento realmente honró su memoria, aunque intentó justificar su decisión con argumentos sobre el aprendizaje y la convivencia.
El regreso de Giardinelli a Argentina fue seguido por un gran revuelo en redes sociales. Si bien algunos la elogiaron por su valentía al conocer un lugar significativo para la historia argentina, otros cuestionaron la lógica de su viaje.
La crítica se centró en su participación en un programa que representa intereses británicos, lo que significa aceptar la narrativa de los usurpadores. Las acusaciones de “espionaje” comenzaron a surgir desde ambos lados, según manifestó la propia Giardinelli, lo cual la llevó a cerrar su cuenta en X.
A lo largo de su hilo, Giardinelli afirmó que deseaba honrar a los soldados caídos y enamorarse de la flora y fauna de las islas, pero sus acciones debilitan su declaración de respeto hacia los caídos, ya que no se establece un vínculo genuino con la memoria de aquellos que lucharon en la guerra.
Además, mencionó que su objetivo era generar discusiones e intercambios, pero esto se enmarca en un contexto donde su compromiso con la Cuestión Malvinas resulta poco creíble y es bien sabido que los usurpadores del Atlántico Sur no permiten ningun tipo de referencia o comportamiento que cuestione la usurpación de los archipiélagos argentinos.
En este contexto, la participación de Giardinelli en el programa de la embajada británica fue una traición a la causa y un insulto a la memoria de quienes dieron su vida por la soberanía argentina.
Su relato no sólo plantea dudas sobre su motivación, sino que también pone de relieve sus contradicciones y el malestar que su decisión ha causado entre los argentinos.
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