Los usurpadores de Malvinas celebran la llegada del pesquero Hadassa Bay

Mientras las ilegítimas autoridades de las Malvinas resaltan la importancia del nuevo pesquero como un pilar económico, es fundamental reconocer que su economía está construida sobre el despojo y la explotación ajena. Esto convierte la situación en una crisis ambiental y una violación de derechos soberanos argentinos.

2 de marzo de 2025 10:08

La pesca ilegal en el Atlántico Sur es una amenaza a la soberanía Argentina y significa la depredación de los recursos naturales, especialmente del calamar.

La llegada del nuevo arrastrero Hadassa Bay a las Islas Malvinas, celebrada con entusiasmo por sus ilegítimas autoridades, refleja la situación alarmante del Atlántico Sur. Este buque, que se presenta como un símbolo de modernidad y tecnología avanzada, está integrado en una industria pesquera que, de manera ilegal, depreda los recursos naturales argentinos

El Hadassa Bay, construido en el astillero español Armón Vigo, es el mayor arrastrero que ha salido de sus instalaciones en cuatro décadas. Con un costo que supera los 30 millones de euros, es un claro ejemplo de cómo Gran Bretaña, a través de su gobierno ilegítimo en las islas, continúa usufructuando las riquezas naturales ubicadas en aguas que pertenecen histórica, geográfica y jurídicamente a la Argentina

La pesca del calamar en esta zona no sólo ha enriquecido a intereses extranjeros (británicos y españoles especialmente), sino que ha llevado a la explotación intensiva de un recurso vital que pertenece al ecosistema del Atlántico Sur.

Las licencias de pesca otorgadas por 25 años son ilegítimas. Argentina ha reclamado su soberanía sobre las Islas Malvinas y sus aguas circundantes desde su usurpación por la fuerza en 1833, y la dependencia de la comunidad pesquera malvinense en la explotación de estos recursos contraviene las leyes internacionales. 

La industria pesquera de las Malvinas, que aporta el 64% de los ingresos del archipiélago, ha sido tratada como un modelo de éxito por las autoridades coloniales. Sin embargo, este éxito se basa en prácticas pesqueras que atentan no solo contra el patrimonio nacional argentino, sino contra la sostenibilidad del propio recurso marino. 

La construcción de buques como el Hadassa Bay no solo representa un infame triunfo para la industria naval gallega, contribuyendo a la economía española, sino también una clara muestra de complicidad internacional en la explotación de los recursos naturales en el Atlántico Sur. 

Queda claro que esta rápida industrialización de la pesca en la zona llevará a un colapso de las poblaciones de calamar y otras especies

Cada día que pasa sin que se detenga la pesca ilegal en el Atlántico Sur es un día más de vulneración de la soberanía argentina y una amenaza a la salud de sus recursos naturales. Es imperativo que Argentina lleve esta cuestión ante la comunidad internacional, enfatizando el carácter ilegal de las actividades pesqueras en sus aguas y la necesidad de proteger su patrimonio ambiental. 

Vale remarcar que el Gobierno Nacional no emite consideración alguna de manera oficial sobre este robo a nuestro país. 

La lucha por la soberanía no es solo política, sino también una defensa de los recursos que son de todos los argentinos. La llegada del Hadassa Bay no trae nada para celebrar, sino todo lo contrario, es un recordatorio de la necesidad de reclamar y proteger lo que nos pertenece.

 

FUENTE:

 

PESCARE

 

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