El reciente despliegue de bombas termo nucleares estadounidenses en suelo británico confirma, una vez más, la solidez de la alianza militar entre Washington y Londres, desmontando cualquier teoría que suponga que Estados Unidos estaría dispuesto a condicionar su relación con el Reino Unido por acuerdos secundarios con terceros países. En este caso, con Argentina.
Según reportes de inteligencia y defensa, al menos doce bombas termonucleares B61-12 fueron trasladadas desde la base aérea de Kirtland, en Nuevo México; hasta la base de la Real Fuerza Aérea Británica en Lakenheath. Significando el primer almacenamiento de este tipo en Europa en más de quince años, en un movimiento que refuerza la postura disuasiva de la OTAN frente a Rusia. Pero también, enviando un mensaje político inequívoco: la asociación militar angloestadounidense sigue siendo un pilar irrenunciable de la seguridad occidental.
Imagen de la Base Aérea de Kirtland, en Nuevo México -septiembre de 2024- recibiendo un AC-130J Ghostrider.
En este contexto, las teorías del presidente argentino Javier Milei, quien supone que la cesión de espacios estratégicos a EE.UU. -como su participación en la Base Naval Integrada para el desarrollo antártico de Ushuaia- podría allanar el camino para una negociación sobre las Islas Malvinas, quedan expuestas, en el mejor de los casos, como un cálculo erróneo y carente de realismo geopolítico.
La decisión de Washington de reforzar su presencia nuclear en territorio británico, en plena sintonía con Londres, demuestra que ningún acuerdo periférico con Argentina alterará el respaldo histórico de EE.UU. a la posición del Reino Unido sobre el archipiélago.
Expertos en relaciones internacionales coinciden en que la estrategia del gobierno argentino parte de una premisa equivocada. "EE.UU. no va a comprometer su alianza con el Reino Unido, un socio clave en la OTAN y en su estrategia global, por concesiones menores con un país que no tiene peso en el tablero de seguridad occidental", señaló un analista consultado.
La propia naturaleza del traslado de armas nucleares, una decisión de altísimo nivel estratégico, subraya que los intereses compartidos entre Washington y Londres están muy por encima de cualquier gesto hacia terceros.
Bombas termonucleares B61-12, similares a las que EE.UU. acaba traslar a la base de la RAF en Lakenheath
El gobierno de Milei insiste en que un sobreactuado acercamiento a EE.UU., incluso con concesiones militares, podría generar presión favorable para la causa argentina en el reclamo de soberanía. Sin embargo, este último movimiento demuestra claramente lo contrario: la cooperación nuclear entre ambas potencias no solo sigue intacta, sino que se fortalece en un momento de tensiones globales. Malvinas, en este escenario, sigue siendo una cuestión bilateral entre Argentina y el Reino Unido, sin atajos diplomáticos posibles mediante alineamientos externos.
Mientras Argentina insiste en una estrategia basada en expectativas sin sustento, el mensaje de los hechos es claro: la alianza Washington-Londres no tiene grietas, y cualquier pretensión de usar a EE.UU. como palanca para forzar negociaciones sobre las islas es, cuando menos, una ilusión política.