De un costo original estimado en 2018 de entre £ 50 y 70 millones (unos U$S 60 y 82 millones respectivamente), el proyecto actualizado arroja hoy, un monto que podría llegar a los £ 280 millones (U$s 330 millones); valor que necesitan para construir un nuevo puerto con el tamaño y prestaciones que pretenden las ilegítimas autoridades británicas que ocupan nuestras Islas Malvinas.
Así quedó en claro en una asamblea que realizaron los isleños la semana pasada, en donde un secretario de Finanzas y un gerente sénior del proyecto transmitieron las malas noticias a los pobladores que, a esta altura, dudan sobre la posibilidad de concretar la mega obra para darle mejor servicio y logística a la industria pesquera que, saqueando exorbitantemente el recurso en aguas circundantes, prácticamente sostiene la próspera economía de la colonia.
Ahora, las irregulares autoridades y los isleños ven cada vez más lejana esa alternativa y ya piensan en algún proyecto recortado o hasta en optimizar las actuales instalaciones flotantes que datan de 1983.
La inflación para 2022, estimada en esta audiencia del 8,5% en los 12 meses, es considerada factor principal del gran incremento en los costos. También la guerra entre Ucrania Y Rusia afectó el costo de los materiales de construcción y los fletes marítimos.
En el encuentro se recordó que la calificadora Standard & Poor había arrojado una evaluación A+ en cuanto a riesgo crediticio de Malvinas en un escenario de 2019, para un máximo de £ 60 millones a solicitar (U$s 70 millones). Cifra a esta altura, mucho menor que la que necesitan para sus aspiraciones.
“No tenemos espalda para encarar todo” reconoció sin pelos en la lengua el funcionario de Finanzas, distinguiendo que el programa de inversiones de capital para los próximos 10 años es de £ 400 millones, cifra cercana a los U$s 470 millones.
Por el momento, manejan la alternativa de achicar el proyecto, reducir dimensiones y prestaciones y que el Ejecutivo aporte los fondos para algunas áreas. Pero cada vez ven más cercana la alternativa de reconfigurar el puerto actual, con obras que, si bien no aportarían un horizonte futuro muy extenso, la inversión sería notablemente inferior.
En principio podrían construirse sólo aquellos edificios “absolutamente necesarios para el funcionamiento del puerto nuevo y medidas de seguridad”; cambios en los pontones de recarga, y la reducción en las medidas del puerto en sí, es decir una cara norte de 300 metros, 90 metros para atraques en la cara sur, y con un ancho que se reduce de 50 metros de atraque al oeste a 40 metros al este. En el proyecto del 2019, las medidas eran de 400 a 600 metros por 60 metros parejos de ancho.
Por ahora, la única certeza que se asoma, es que el ilegítimo Consejo Ejecutivo de Malvinas pretende tener una decisión final el próximo 27 de septiembre.
Fuentes:
Merco Press
Penguin News