¿En qué consiste la mentada “solución Hong Kong” que el presidente Javier Milei mencionó durante la campaña como su estrategia para cumplir con la manda constitucional y que ahora vuelve a reflotar, al menos, ante la prensa nacional?
¿Qué es “la solución Hong Kong” o el “retroarriendo”?
Durante el siglo XIX, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte efectuó tres tratados con el gobierno chino relativos a Hong Kong; en 1842, en 1860 y 1898. En los dos primeros, China cedió Hong Kong y la parte sur de la península de Kowloon, al Reino Unido a perpetuidad y, en 1898, por 99 años; vale decir, desde el 1° de julio de 1898 hasta mismo día de 1998.
En todos los casos, la cesión fue de manera absoluta, lo que significa decir, sin contraprestación alguna.
Tras la Guerra de Malvinas, y viendo la debilidad británica en el ámbito internacional, el gobierno chino presionó para alcanzar una Declaración Conjunta en 1984 por la cual China reasumía el ejercicio de soberanía sobre todos los territorios de Hong Kong –incluido aquellos cedidos a perpetuidad– a partir del 1° de julio de 1997. Comprometiéndose al establecimiento de una Región Autónoma Especial por un plazo de 50 años, a partir de esa fecha. Situación que aún está vigente.
Ahora bien, esta solución que plantea el presidente Javier Milei no es novedosa en la Cuestión Malvinas. La figura del retroarriendo o lease-back, que puede definirse como la cesión por parte un Estado de la administración y posesión de parte de su territorio –del que continúa siendo soberano– a otro Estado, quien suele obligarse a su vez al cumplimiento de una contraprestación, por un plazo determinado; fue discutida entre Argentina y el Reino Unido entre 1966 y 1982, y en todos los casos no se alcanzó una solución favorable.
Puesta en agenda ahora por el presidente de la Nación, vale preguntarnos ahora:
¿Esta opción es recomendable para la Argentina?
¿Cuáles serían sus efectos?
Con esta propuesta la Argentina obtendría como ventaja el reconocimiento expreso de su soberanía por parte del Reino Unido, pero sin poder ejercerla por un plazo determinado.
Pero por su lado, el Reino Unido obtendría por primera vez en los cinco siglos de historia malvinera un título jurídico válido para su presencia en las islas Malvinas y reconocido por la Argentina.
En ese caso tendría la posibilidad de explotar los recursos naturales de forma legal y agotarlos, y a su vez podría afianzar la dependencia económica de las islas con Londres, entre otras cuestiones.
Cabe preguntarse, entonces, si es esta opción conveniente para la Argentina. ¿Aún más, es esta opción realista?
Lo cierto es que en la actual situación de la relación bilateral entre Argentina y Gran Bretaña, esta posibilidad es impensada. No funcionó en el período 1966-1982, cuando había una negociación diplomática en proceso en el marco de las Naciones Unidas y las chances eran infinitamente superiores.
No funcionó con China respecto a Hong Kong. sino hasta que la debilidad británica y la superioridad del gigante asiático en el ámbito económico, militar y de relaciones de poder se hizo palpable tras el conflicto armado de 1982.
Es decir, esta propuesta no solo no es novedosa, sino que parece más bien un enunciado de campaña de Javier Milei para salir del paso, con un claro desconocimiento de la historia y de la realidad actual de la controversia de soberanía.
LEÉ LA OPINIÓN COMPLETA DEL GOBERNADOR MELELLA PUBLICADA ESTE SÁBADO 20 EN PERFIL
