Un ex combatiente de Malvinas y ex jugador del club de fútbol Mandiyú, de la provincia de Corrientes, Raúl Correa, fue nombrado por el gobierno correntino al frente de una comisión normalizadora que haga frente a la severa crisis institucional que enfrenta.
Deportivo Mandiyú fue uno de los primeros clubes del interior del país que, representando a toda una región, vivió desde adentro un lapso del fútbol grande, cuando entre los años 1988 y 1995 participó en los torneos de la primera división.
En algún período fue dirigido técnicamente por el gran Diego Maradona y tuvo la oportunidad de vencer en al menos un cotejo a cada uno de los cinco equipos grandes de Buenos Aires. Luego de aquellos pocos años de gloria y abundancia, hoy Mandiyú sufre una severa crisis institucional -en realidad desde hace décadas-, fruto de una dirigencia sin legitimidad ni capacidad que lo llevaron al borde de la desaparición.
El gobierno de Corrientes intervino el club el pasado 15 de julio. Como consecuencia, la Inspección General de Personas Jurídicas provincial conformó una comisión normalizadora para conducir Mandiyú y propuso como presidente a Raúl Correa, ex jugador de la época dorada del club en primera división.
El ex lateral izquierdo, de 60 años, también tiene una historia en Malvinas a donde fue convocado para combatir en 1982, cuando cursaba el servicio militar obligatorio. En una entrevista concedida a Tiempo Argentino, Correa relató que “yo combatí en la isla Soledad, de las Malvinas, con el Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5), comandado por Carlos Robacio”.
El correntino Raúl Correa es uno de los cinco veteranos de Malvinas que luego de 1982 jugaron al fútbol y pasaron por la elite del fútbol argentino. Los otros cuatro son Juan Colombo, de Estudiantes de La Plata, Omar De Felippe, de Huracán (hoy DT), Gustavo De Luca, en Nueva Chicago y Luis Escobedo, en Vélez Sársfield.
En el primer partido con Correa como presidente de la comisión normalizadora, Mandiyú venció el miércoles 20 de julio 5 a 1 a San Marcos, por la liga correntina.
Fuente:
Tiempo Argentino