Víctor Guerrero, conocido como el “Guerrero del Camino”, se encuentra en medio de una travesía épica que lo lleva desde San Juan hacia las Islas Malvinas. A sus 47 años, el ciclista ha recorrido más de 2.000 kilómetros, atravesando diversas provincias argentinas, y enfrentando desafíos en su camino.
Desde abril de 2024, Guerrero inició su travesía con la intención de rendir homenaje a los combatientes de la Guerra de Malvinas. “Empecé a hacer changas, armé mi carrito y me subí a la bicicleta”, señaló Víctor.
Su viaje es más que un simple recorrido, es un acto cívico de respeto y memoria hacia los héroes argentinos que lucharon en el conflicto armado de 1982.
Actualmente, Víctor se encuentra avanzando hacia Tierra del Fuego, tras haber cruzado Río Negro. Su objetivo final es embarcarse hacia las Islas Malvinas, un destino cargado de simbolismo y duelo compartido.
“Mi objetivo no termina en Malvinas. Una vez que llegue, mi bici y el carrito irán al museo de San Antonio Oeste”, afirmó reflejando su compromiso con la memoria de los caídos.
Desde los 14 años, Guerrero trabajó como camionero, una experiencia que le permitió conocer el país a fondo. Sin embargo, su vida dio un nuevo giro en 2019, tras el robo de su vehículo y la llegada de la pandemia, lo que lo dejó varado en San Juan. En medio de la incertidumbre, decidió reinventarse y emprender esta travesía única.
Pero el viaje no ha sido fácil. En noviembre, Guerrero enfrentó una de las pruebas más duras de su vida: la pérdida de su hijo. “Es el segundo hijo que se me parte y tengo que ir a despedirme de él. Es un dolor que no pensé que iba a volver a sentir”, sostuvo en conversación con Somos el Valle.
Ese dolor personal atrajo la atención de Víctor Burgos, referente del ARA San Juan en Santa Cruz, quien contactó a Guerrero con una oferta de apoyo. “Cuando estés por Río Gallegos nos vamos a encontrar. Quiero colaborar en tu travesía”, le dijo.
En los primeros días de enero, Víctor llegó a Zapala, Río Negro, después de sortear temperaturas extremas en su recorrido por la emblemática Ruta 40. A pesar de las adversidades, Guerrero se mantiene firme y enfocado en su misión: alcanzar las Islas Malvinas para rendir homenaje a quienes dieron su vida por la patria. Su viaje no solo simboliza un tributo a los caídos en la guerra, sino que también se presenta como un poderoso relato de resistencia ante las dificultades de la vida.
En un país que todavía debe aprender a recordar y honrar a sus héroes, la travesía de Víctor Guerrero se alza como un testimonio de amor, dolor y superación. Su historia, marcada por la pérdida y el desafío, inspira a otros a valorar el sacrificio de quienes lucharon y a nunca rendirse en la búsqueda de sus sueños.
FUENTE: