La plataforma argentina, con profundidades menores a los 200 metros, ha venido transformándose en un punto de encuentro para embarcaciones de diversas nacionalidades, que operan en condiciones de hacinamiento extremo. En tanto que la competencia desmedida por los recursos ha llevado a situaciones peligrosas, donde colisiones y abordajes son cada vez más comunes.
Esta vez, los hechos se sucedieron entre los pesqueros gallegos Manuel Ángel Nores y Playa da Cativa, ambos con base en Montevideo, Uruguay, ilustrando la precariedad de la actividad pesquera en esta región.
Según informes del sector, el Manuel Ángel Nores pasó por encima de los portones de arrastre del Playa da Cativa, causando daños severos en sus guinches y obligando a su tripulación a regresar a puerto para realizar reparaciones.
En contraste, el Manuel Ángel Nores continuó operando sin mayores contratiempos, evidenciando un sistema que parece favorecer la impunidad.
Este incidente no es un caso aislado. Las aguas fuera de la milla 200 se han convertido en un verdadero "territorio de guerra" pesquera. Un verdadero campo de batalla, donde la falta de regulación y control permiten que flotas pesqueras internacionales compitan ferozmente por el calamar Illex argentinus.
En 2019, el pesquero vigués Pesca Vaqueiro colisionó con el potero chino Zhong Yuan Yu 11, lo que llevó a la evacuación de la tripulación asiática en medio del océano. Más recientemente, en 2023, el Playa Pesmar Uno sufrió un accidente similar con otra embarcación de origen asiático, lo que lo obligó a buscar refugio en un puerto uruguayo.
Se estima que decenas de incidentes no declarados ocurren mensualmente en esta zona.
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