Ansiosos por comenzar a construir un nuevo mega puerto, decidido de forma unilateral e inconsulta, los colonos británicos de Malvinas no saben qué hacer con las viejas instalaciones portuarias de las que deberán deshacerse para dar rienda suelta a la fastuosa iniciativa.
El actual puerto es en realidad una estructura originalmente interina, consistente en un conjunto de contenedores flotantes agrupados y amarrados, que hacen las veces de puerto. Esas instalaciones ambulantes fueron incorporadas por las milicias británicas en 1983. En aquel entonces eran dos terminales autónomas. Una de ellas se convirtió en el puerto. La otra fue remolcada hasta la ciudad de Nueva York, donde funcionó como cárcel para el sistema penitenciario de esa ciudad.
Ahora, las ilegítimas autoridades que conforman un grupo de planificación del puerto nuevo, se enfrentan con el dilema de qué hacer con las estructuras flotantes que utilizaron durante casi 40 años.
Tres son las alternativas que manejan. La más conveniente, la que prefieren, pero quizás la menos posible, es que alguien de afuera compre las viejas instalaciones y se las lleve lejos de Malvinas para su utilización o desguace.
Una segunda opción, de regular conveniencia, sería hundirlas en un lugar predeterminado cerca de las islas. Esto conllevaría logística y gastos importantes, e impacto ambiental considerable, aunque los isleños suelen subvaluar este ítem.
La tercera idea la califican como “el peor escenario”. Sería arrastrar la estructura a tierra firme, desmantelarla y enviar las partes obtenidas al exterior. En costos, movilización, logística e impacto, el efecto sería tremendo.
Como confían en que la segunda alternativa es la que finalmente concretarán, ya mencionan aguas circundantes a la isla Motley como destino final y profundo del viejo puerto. Allí la profundidad alcanza 55 metros y consideran que la sensibilidad ecológica es baja, solo con presencia de algas y algunas otras formas de vida marina.
La mecánica sería que los módulos deberían primero sumergirse en donde están establecidos, para liberarlos de una enorme cantidad de mejillones y otras especies adheridas a su superficie. Una vez concluida esta etapa, se los remolcaría hacia su destino final.
Para colmo, los ocupantes de Malvinas están muy apurados. Si bien casi nunca acusan recibo de las opiniones de los ciudadanos, extendieron el plazo hasta el próximo lunes para que la gente presente opiniones al respecto.
Ya el 5 de agosto quieren tener la decisión tomada, que anunciarán oficialmente el 5 de octubre, lapso en el cual podrían ocurrir algunas audiencias públicas u otras consultas.
Fuente:
Merco Press