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La biodiversidad austral en peligro por la disputa de soberanía en el Mar Argentino

La usurpación colonial británica del Atlántico Sur amenaza con afectar de manera irreversible el equilibrio de la vida en los mares antárticos. Gracias al vacío legal generado por la falta de soberanía en los territorios insulares argentinos, la práctica de la pesca desregulada se ha extendido a niveles críticos.

10 de diciembre de 2022 11:29

Argentina ha denunciado que se trata de una medida impuesta por el gobierno británico de manera unilateral

El Reino Unido utiliza la disputa por la soberanía en el Atlántico Sur para facilitar la pesca desregulada y depredatoria en torno a las Islas Georgias del Sur. Así fue expuesto por la delegación argentina durante la 41ª reunión de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, celebrada en la ciudad de Hobart, Australia. Con el apoyo de la comunidad internacional, el caso fue expuesto en la CCRVMA para avanzar en medidas que permitan la protección de la biodiversidad en el océano austral, más allá de los tecnicismos que actualmente bloquean las acciones del organismo.

Según comentó el representante argentino ante la Comisión, Fausto López Crozet, el problema se origina en la incapacidad para legislar sobre un territorio en disputa. "El único caso en el que no se pueden aplicar medidas nacionales es en las Islas Georgias del Sur", explicó López Crozet, "porque el Reino Unido no reconoce nuestra soberanía, y Argentina junto a otros países no reconoce la del Reino Unido". Dentro del sistema insular que rodea al continente antártico, todas las islas están bajo la protección de regulaciones que previenen la pesca descontrolada, ya que se encuentran administradas de manera indiscutida por países como Francia, Australia o Noruega. Gracias a que estos territorios están rodeados por las aguas frías que provienen de las corrientes circumpolares, la Comisión admite su protección no obstante ubicarse al norte del paralelo 60°, que marca los límites del Tratado Antártico.

Valiéndose de este vacío legal, el Reino Unido ha otorgado licencias de pesca para las compañías multinacionales. Además de perjudicar al entorno que la Comisión se dedica a proteger, Argentina junto a otros países ha denunciado que se trata de una medida impuesta por el gobierno británico de manera unilateral, violando las resoluciones de Naciones Unidas que establecen la ilegitimidad de cualquier acción ejercida en este sentido sobre el territorio en disputa.

López Crozet, actual director de Política Exterior Antártica, explicó que casi la totalidad de los países que integran a la CCRVMA entendieron a esta práctica como un ejercicio de pesca ilegal, con la excepción del propio Reino Unido, Noruega, y Ucrania. Esta connivencia es resultado de la confluencia de los capitales ingleses y noruegos, que se benefician de la pesca irrestricta sobre estos territorios lejanos a su geografía. Sin embargo, la Comisión se ha mostrado incapaz de proteger la biodiversidad marina debido a que sus decisiones solamente pueden alcanzarse por la unanimidad de los integrantes.

Una de las especies más afectadas por esta actividad depredatoria es la merluza negra, muy cotizada en los altos círculos gastronómicos a nivel mundial. Pero, además; en los últimos años la pesca irrestricta se ha orientado hacia la captura del krill, un crustáceo diminuto que forma la base de la cadena trófica en todo el ecosistema marítimo antártico. Esta actividad es desempeñada casi exclusivamente por Noruega, quien gracias a su posición dentro de la CCRVMA consiguió eludir el control en las zonas de captura que protegen al entorno del océano Antártico y el Atlántico Sur.

 Fuente:

 Telam

Agenda Malvinas

Por Agenda Malvinas

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