En un texto muy crítico y con calificativos de alto impacto, el senador nacional por Tierra del Fuego, Pablo Blanco, solicitó que la canciller Diana Mondino y el ministro de Defensa, Luis Petri, asistan al congreso para explicar los acuerdos con EE.UU. anunciados durante la reunión del presidente Javier Milei con la jefa del Comando Sur de Norteamérica, generala Laura Richardson; en Ushuaia.
Además, el fueguino cuestionó la política exterior del presidente argentino y calificó su accionar de “humillante, irascible, desequilibrado, atolondrado”, entre otros términos similares.
En primer lugar, Blanco solicitó que se expliquen ante el Congreso las razones de la reunión entre Milei y Richardson en Ushuaia el 4 de abril pasado, teniendo en cuenta que se violaron “las normas diplomáticas de equivalencia (de cargos) en las reuniones bilaterales”. A su vez, reclama saber por qué el Presidente de la Nación no concurrió al acto por Malvinas el 2 de abril, dos días antes, y “sí lo hizo con motivo de la visita de la mencionada militar estadounidense al día siguiente”.
Por último, exige conocer la política del Poder Ejecutivo nacional en relación a la causa por Malvinas y la política del Poder Ejecutivo nacional en relación con los EEUU y China.
Blanco expuso en su presentación ante el Congreso que se debe fundamentar “cuál es la lógica que sigue con las relaciones exteriores, que son un patrimonio de la nación y no un juguete de caprichos de una personalidad desequilibrada e imprevisible”.
“Las acciones de política exterior llevadas a cabo por el Presidente de la Nación, además de poner en ridículo y humillar tristemente al pueblo argentino ante el mundo entero, generan riesgos innecesarios y cede en posiciones de poder a cambio de nada -disparó el senador radical- . Resulta imperioso que el Poder Ejecutivo nacional de explicaciones al Congreso para tratar de dilucidar si se trata de superficialidad, impericia o atolondramiento en el manejo de las relaciones internacionales, lo cual resulta muy reprochable, o bien de negociados con beneficios personales o sectoriales ocultos al pueblo de la nación”.
“La alineación ciega con los EEUU que se plantea en los gestos y las declaraciones implica una subordinación política completa y una sumisión a los designios de esa potencia pagando precios innecesarios”, dijo Blanco, y agregó que “resulta alarmante el alineamiento ciego o sumisión completa que el presidente propone con los EEUU acompañada con gestos groseros hacia países y sus autoridades”.
“La superficialidad en los contenidos sólo se compara con la irracionalidad, irascibilidad y desequilibrios de la personalidad”, expresó el parlamentario.
Sobre la Antártida
Con relación al anuncio de Milei de la construcción de una base naval integrada con participación de EE.UU, Blanco planteó que un proyecto de esas característica sólo significa un perjuicio a la soberanía argentina.
“En el juego de la estrategia, el acceso a la Antártida es un activo de la nación que está siendo dilapidado. La contradicción no podría ser más grosera: en lugar de llevarla adelante como un proyecto de infraestructura nacional para aprovechar esa ventaja y multiplicarla para el futuro cuando esté operativo. No hacía falta condicionar la financiación a un acuerdo militar -relató el senador-. Se podría haber incluido en canales de financiación convencionales dentro de un plan de obras públicas con la prioridad que se merece, pero no por fuera de los planes nacionales de inversión. El condicionamiento no podría haber sido más gratuito”.
“La maximización del ingreso de inversiones y de los términos del intercambio no se logra con insultos ofensivos serios a otros presidentes. Tampoco con el alineamiento ciego a los EEUU que, como todos los que siguen la “realpolitik” sólo busca resolver sus intereses y no guarda la menor cuota de solidaridad con nadie, excepto con el Reino Unido”, consideró el radical fueguino.
La visita de Richardson
Respecto de la reunión de Milei con la jefa del Comando Sur de EE.UU., Blanco resaltó que se violó “el principio de equivalencia y reciprocidad con que las naciones deben vincularse a través de sus autoridades”, debido a que Richardson “es un funcionario público de segundo nivel que en la escala burocrática de su nación responde al Secretario de Defensa. Es decir, se encuentra dos niveles por debajo del nivel presidencial”.
Asimismo, cuestionó duramente el traslado sorpresivo de Milei a la capital de Tierra del Fuego: “El viaje imprevisto del presidente resulta irracional por haber tenido la oportunidad de recibirla en su despacho antes del viaje, como hubiera sido apenas aceptable, como así también a su regreso previsto a Buenos Aires. La autoridad natural equivalente de la generala debió haber sido, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA, como máxima autoridad militar en el marco de la diplomacia militar bilateral. Ni siquiera el Ministro de Defensa es equivalente.
Viaje no sólo imprevisto sino tan innecesario como absurdo. Para ese viaje, debió recorrer 3000 km en una aeronave lenta insumiendo más de 12 horas que fueron sustraídas de la agenda presidencial que se subordinó totalmente a una generala norteamericana”.
La ofensa de la ausencia
Por último, del texto presentado por Blanco en el Congreso se destaca el reclamo por la ausencia de funcionarios nacionales en la conmemoración del 2 de abril por los caídos y veteranos de la guerra de Malvinas.
“La humillación no fue sólo para el pueblo entero de la Nación Argentina. La provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur también fue humillada -sostuvo el legislador nacional-. El presidente faltó al acto central de la celebración del 2 de abril, lo cual implica de por sí un mensaje profundo de desprecio por el pueblo de la provincia pero sobre todo por los caídos. No recordarlos en el lugar más cercano y más profundamente vinculado con el lugar que guarda los restos de quienes dieron su vida por la Patria es una triste posición para un Presidente de la Nación y un incumplimiento del mandato constitucional irrenunciable por la soberanía de los territorios en disputa”.
“No sólo faltó el presidente a los actos del 2 de abril sino que llega a congraciarse con la generala Richardson al día siguiente sin tener la delicadeza de informar a las autoridades provinciales de su viaje”, insistió Blanco, y añadió que “la falta de respeto del presidente no es al gobernador sino al pueblo de la provincia”.