El presidente electo de los Estados Unidos de Norte América, Donald Trump, asumirá un nuevo mandato el 20 de enero de 2025. Fiel a su estilo, en las semanas previas a la asunción comenzó con una andanada de declaraciones de alto voltaje político y que no hacen otra cosa que poner en evidencia lo que ya muchos han anticipado: a partir del año entrante, recrudecerá la Doctrina Monroe, aquella que desde el año 1823 sostiene “América para los americanos”, lo cual representa una verdadera espada de Damocles sobre el resto de los países de América, porque como todos sabemos, cuando el gringaje manifiesta eso, en realidad está diciendo: “América… para los norteamericanos”.
El sábado 21 de diciembre pasado, desde su cuenta de X, Trump lanzó una dura amenaza contra el gobierno, el pueblo panameño y contra la administración del Canal de Panamá.
Como si se tratara de una encarnación de Ares -el dios griego de la guerra- que descendió nuevamente a la Tierra para sembrar la discordia, pero esta vez luciendo una peluca rubia y en su inglés de gringo petulante, Donald Trump amenazó “a Panamá con reclamar las riendas del Canal en su totalidad y sin cuestionamientos, si no se respetan acuerdos y se reducen las tarifas que calificó de ‘exorbitantes’ para los buques mercantes y navales estadounidenses”, destaco el portal En Segundos.
Trump indicó que el paso de la administración del Canal a manos panameñas fue “un acto de extraordinaria generosidad por parte de Estados Unidos”. Habría que preguntarle si la sangrienta invasión a Panamá de 1989 también fue otro acto de la extraordinaria generosidad yanqui.
Según Trump, “el expresidente Jimmy Carter le regaló tontamente el Canal a Panamá por un dólar, durante su mandato y era responsabilidad exclusiva de Panamá, no de China ni de nadie más”, agregando que: “No fue otorgado para beneficio de otros, sino simplemente como muestra de cooperación con nosotros y Panamá”, dijo el futuro presidente de los EE.UU.
“Si no se siguen los principios tanto morales como legales, de este magnánimo gesto de dar, entonces exigiremos que se nos devuelva el Canal de Panamá en su totalidad y sin cuestionamientos”, advirtió el magnate yanqui que comienza a patrocinar un nuevo Armagedón, porque según él: “Nuestra Armada y Comercio han sido tratados de una manera muy injusta e imprudente. Las tarifas que cobra Panamá son ridículas, especialmente sabiendo la extraordinaria generosidad que ha sido otorgada a Panamá por los Estados Unidos. Esta completa estafa a nuestro país cesará de inmediato”, advirtió el presidente electo de Estados Unidos.
La respuesta del presidente de Panamá, José Raúl Mulino, no se hizo esperar y de inmediato rechazó enérgicamente las amenazas del republicano, calificando la soberanía del Canal de Panamá como “innegociable”, afirmando que: “Cada metro cuadrado del Canal de Panamá es de Panamá y lo seguirá siendo. La soberanía y la independencia de nuestro país no son negociables”. De esta forma y respaldado por varios líderes latinoamericanos, Mulino reafirmó en un video institucional que la vía transoceánica continuará siendo panameña.
Trump, en el típico estilo de los imperialistas yanquis -beligerantes y prepotentes-, ridiculizó la digna postura del presidente Mulino en redes sociales, primero, con un amenazante: “Ya lo veremos”; y luego con una foto de un canal donde ondea una bandera yanqui, a la que Trump agregó la provocativa frase. “¡Bienvenidos al Canal de Estados Unidos!”. Esta actitud desató una tormenta de críticas mundiales y generó protestas en Panamá que derivaron en la quema de banderas yanquis y que una movilización arrancara el nombre de Trump del frente de su hotel en la capital panameña. Al parecer, un fantasma recorre América, es el fantasma del antiimperialismo.
“Trump necesita una guerra con China y está posicionándose con el canal de Panamá”, manifestó el analista político Enrique Cocero en la página de Negocios TV.
Según explicó Cocero a Negocios TV, los vehementes mensajes de Trump buscan asegurar el control de áreas estratégicas para EE.UU., especialmente la del Canal de Panamá, donde se acusa a China de influencias, las cuales fueron desmentidas por el gobierno chino que salió al cruce de las absurdas e irracionales versiones que Trump hizo rodar al afirmar que había 38.000 militares chinos en el canal. El analista consideró que estas acciones responden a la necesidad de Estados Unidos de controlar rutas comerciales clave entre el Atlántico y el Pacífico, especialmente en un contexto de tensiones con China, Taiwán y otros países aliados.
Pero si creíamos que el representante de Ares en la Tierra iba a parar acá, pronto nos daríamos cuenta que no. En otra demostración de la soberbia imperialista de la que gusta hacer gala, Trump, también amenazó a México. Y es que “Mr. Puñetero”, como dirían los integrantes de Molotov, dijo que, cuando asuma, designará a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas.
Tal como lo sostuvo Agencia NOVA, esta polémica declaración, “que no incluye detalles concretos, ha reavivado los temores de una posible intervención militar estadounidense en territorio mexicano”. El portal destacó que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió con firmeza: “México nunca se va a subordinar ni aceptará injerencismos.”
“El ala dura del Partido Republicano, que fantasea abiertamente con la idea de bombardear laboratorios de fentanilo en México, ha encontrado en Trump a su principal aliado para esta narrativa altamente peligrosa. Como si fuera poco, el republicano volvió a amenazar con imponer aranceles brutales a México y Canadá si no toman medidas para frenar el flujo de migrantes y drogas hacia Estados Unidos”, informó Agencia NOVA.
La frutilla del postre vendría con las amenazas contra Canadá y Groenlandia. Trump “se burló de los funcionarios canadienses al sugerir que EE.UU. podría absorber a su vecino del norte y convertirlo en el estado número 51” y además “resurgió un deseo de su primer mandato de obtener Groenlandia, un territorio danés que ha tenido en la mira durante mucho tiempo”, señaló la CNN en español.
“Con Trump, las diferencias entre las propuestas políticas serias y los adornos retóricos destinados a avivar la atención de los medios o energizar a su base no siempre son claras. En otras ocasiones, sus provocaciones han parecido ser las salvas iniciales en sus intentos de llegar a acuerdos”, afirmó la CNN en español.
Al parecer, no todos gringos están perdiendo el juicio, frente a los crecientes cuestionamientos a su hegemonía política y los difíciles desafíos planteados a su supuesta supremacía militar. Porque parafraseando el refrán popular: más vale Oreshnik en mano, que cien Patriot volando… encima, para intentar detenerlo en vano.
Fuentes: